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martes, 27 de mayo de 2025

"AÑO 1895: MASIAS RURALES HABITADAS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE CHERT".

GENTES, COSTUMBRES, FOLCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DEL TERRITORIO DEL MAESTRAZGO HISTÓRICO DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:

EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....

Por: JUAN E. PRADES BEL, autor de los proyectos: "RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR"; “ESPIGOLANT CULTURA: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades"; y otros.

"AÑO 1895: MASIAS RURALES HABITADAS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE CHERT". 

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN: Datos para la historia de mi familia.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic): 

(Documento N.º 1, fechado en el año 1895):

RELACIÓN DE MASIAS HABITADAS REFLEJADAS EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE CHERT EN EL CENSO DEL AÑO 1895. "43 MASOS": Mas del Om, Mas de la Roca, Mas de Blanch, Mas de Abajo (Mas del Moliná de Baix), Mas de Llansa, Mas de la Cruz (Mas de la Creu), Mas de Fangaret, Mas dels Catinells, Mas de Camarilles, Mas de la Clapisa, Mas de Posamunt, Mas de Chuncá, Mas de Arriba (Mas del Moliná de Dalt), Mas del Infernet, Mas de Regall, Mas de Povill, Mas de Puetes, Mas de Espardeñera, Mas de Romeu, Mas Cremat, Mas Quemado, Mas de la Guilona, Mas de Llot, Mas del Estebat, Mas dels Bels, Mas dels Doménech, Mas den Rey, Mas den Boix, Mas de Teules, Mas de Mores, Mas de Fontanal, Mas de Bel, Mas de Pladenvila, Mas F. Serra, M. del Estelat, Mas de Regallé, Mas de Prisco, Mas de Masets, Mas de Melsa, Mas de Comport, Mas de la Paisana, Mas de Ortí, Mas de Magués (Mas de Nogués).

(Documento N.º 2, fechado en el año 1895):

- MAS DELS BELS (LA BARCELLA, XERT): En el censo del año 1895 aparecen en el Mas dels Bels reflejados los siguientes cabezas de familia que corresponden a las cinco familias que viven y habitan permanentemente en la Masía: Ramón Bel Ferreres de 67 años (casa domicilio, portal n.º 14), y José Bel Vives de 29 años (casa domicilio, portal n.º 14), padre e hijo; Pascual Bel Beltrán de 52 años (casa domicilio, portal n.º 16); Luis Bel Romeu de 55 años (casa domicilio, portal n.º 18), y Joaquín Bel Beltrán de 29 años (casa domicilio portal n.º 18), padre e hijo.

(Documento N.º 3, fechado en el año 1895):

 - MAS DELS DOMÉNECHS (LA BARCELLA, XERT): En el censo del año 1895, aparecen en el Mas dels Doménech reflejados los siguientes cabezas de familia, que se corresponden con las cuatro familias que viven y habitan permanentemente en la Masía: Pascual Doménech Beltrán de 74 años (casa domicilio, portal n.º 20), y Andrés Doménech Bel de 49 años (casa domicilio, portal n.º 20), padre e hijo; Pedro Doménech Guardiola de 44 años (casa domicilio, portal n.º 24); Joaquín Bel Ferrer de 30 años (casa domicilio, portal n.º 22).

ADDENDA, ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO FOTO-IMAGEN: "TÉRMINO MUNICIPAL DE XERT".

Imágenes cedidas por J. E. Prades Bel.




 

domingo, 25 de mayo de 2025

AÑO 1838: HAMBRE, MARTIRIO, MUERTE Y CANIBALISMO. DIARIO DE LOS PADECIMIENTOS SUFRIDOS POR LOS PRISIONEROS DE LA BATALLA DE HERRERA.

GENTES, COSTUMBRES, FOLCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DEL TERRITORIO DEL MAESTRAZGO HISTÓRICO DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:

EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....

Por: JUAN E. PRADES BEL, autor de los proyectos: "RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR"; “ESPIGOLANT CULTURA: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades"; y otros.

(Proyecto): "DATOS PARA LA HISTORIA DE LA PRIMERA GUERRA CARLISTA 1833-1840. FRENTES DE ARAGÓN, EBRO, MAESTRAZGO Y VALENCIA".

"AÑO 1838: HAMBRE, MARTIRIO, MUERTE Y CANIBALISMO, LAS GRAVES ATROCIDADES SUFRIDAS POR LOS SOLDADOS LIBERALES, CAIDOS PRISIONEROS EN LA BATALLA DE HERRERA DE LOS NAVARROS, DURANTE SU CAUTIVARIO EN BECEITE, CANTAVIEJA, VILLARLUENGO Y OTRAS PRISIONES DEL MAESTRAZGO".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN TEMÁTICA: Este artículo, describe una de las historias más horrendas de maltrato y de crueldad sufridos en cautiverio por prisioneros de guerra en España. Las tropas carlistas del general Cabrera apresaron en la batalla de Herrera de los Navarros y del Villar de los Navarros a más de 1.500 soldados del ejército liberal. En apenas 7 meses, y antes del canje de los supervivientes, ya habían perecido tres cuartas partes a causa del hambre, el frío, las enfermedades, las torturas y las ejecuciones por acuchillamiento con sables, bayonetas y lanzas. Muchos de los prisioneros tuvieron que recurrir al canibalismo para poder sobrevivir, solo unos 300 lo consiguieron. El matar de hambre, sufrimientos y múltiples crueldades era una práctica habitual que perpetuaron a lo largo de toda la guerra, las tropas al mando del sanguinario Cabrera. 

- El 24 de agosto de 1837, tuvo lugar una cruenta batalla en los términos municipales de Herrera de los Navarros y del Villar de los Navarros en la provincia de Zaragoza. El resultado fue una importante victoria para el bando carlista, que, aunque sufrió alrededor de 400 bajas, produjo otras tantas en el bando isabelino, sumando otros más de 400 heridos y haciendo más de 2000 prisioneros, de los cuales más de 400 eran quintos del 36, y los enrolaron forzados en las tropas carlistas. Por el bando leal comandaron la batalla Marcelino Oraá y José de Buerens. Por el bando carlista dirigían el ejército el propio pretendiente al trono Carlos María Isidro de Borbón y Vicente González Moreno, ambos alojados en pueblo de Villar de los Navarros.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic): 

(Documento 1º, fechado en el año 1838): 1.° DE ABRIL DE 1838: DIARIO MANUSCRITO DE LOS PADECIMIENTOS SUFRIDOS POR LOS PRISIONEROS DE LA ACCIÓN DE HERRERA” ESCRITO POR EL SUBTENIENTE DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA DE CÓRDOBA, JUAN MANUEL MARTÍN.  

AÑO 1838: Correo nacional (Madrid). Domingo 29/4/1838. GUERRA CIVIL. Diario de los padecimientos sufridos por los prisioneros de la acción de herrera, dedicado a su S. M. La Reina Gobernadora.

Señora: Los que tienen un corazón castellano no pueden olvidar jamás a la que es la Madre de su Reina: el fuego de los combates y los infortunios todos, no entibian el amor que profesan a S. M. los oficiales del ejército español. Prueba será de ello el que suscribe, que, acosado por la desgracia en poder de un bando sanguinario, y no siéndole posible esgrimir la espada que le habían arrancado, determinó escribir esta narración porque llegase un día a sus reales manos. Este día ha llegado: el canje que tuvo efecto el día 26 de marzo (de 1838), me ha devuelto mi libertad, y como primera muestra de ella, dirijo a mi Reina y Señora este diario, y le ofrezco de nuevo mí vida que juro consagrar a su defensa. Valencia 1.° de abril de 1838.

- AÑO DE 1837. AGOSTO (de 1837).

- Señora: Juan Manuel Martin, subteniente del regimiento infantería de Córdoba 10 de línea. En la madrugada del 24 de agosto emprendimos movimiento sobre el pueblo de Herrera, a la vista del cual se presentaron las avanzadas enemigas, rompiendo el fuego con las descubiertas de nuestra caballería. 

- Desde las diez de la mañana se fue persiguiendo a las fuerzas que se presentaron, y encontrándose en los campos del Villar de los Navarros, fueron reforzadas por algunos batallones más, a cuya cabeza se hallaba el pretendido rey. Todas estas fuerzas reunían el número de 14.000 infantes, más de 1.000 caballos y cuatro piezas de artillería, que nunca se la habíamos conocido. Emprendieron una retirada falsa; y cuando conocieron estar en terreno a propósito para ellos, nos presentaron la batalla, y aunque nos excedían de un doble en número no se vaciló el admitirla; pues sin duda el general Buerens, creyendo a la división de Oráa inmediata, y no desmereciendo nunca de su acreditado valor, no dudó un momento en atacarles. Mas habiéndose extendido demasiado la línea por el terreno tan escabroso, y teniendo que entrar todas las fuerzas en fuego, unido a no tener columna de reserva que nos protegiese, fue causa de que el enemigo arrollara nuestra izquierda, y que luego nos acometiese por todas partes.

- Los batallones del Príncipe, Córdoba y la Guardia empezaron a retirar formando el cuadro, y se resistieron con decisión de varias cargas dadas por la caballería.

- La columna de cazadores, batallón del 6° y guerrillas de las compañías de fusileros, con las del provincial de Ávila y Almansa, se resistieron con valor hasta concluir con las municiones, llegándose a tirar a tiro de pistola; pero avanzando sus masas a la bayoneta, protegidos por su mucha caballería, nos obligó a poner en una completa dispersión, arrollándonos el enemigo a discreción: de lo que resultó caer prisioneros el brigadier D. Ramon Solano, 84 oficiales, 60 sargentos y sobre 1.500 soldados, de los cuales a los de la quinta del 36 les hicieron tomar las armas como a unos 400.

- Fuimos conducidos aquella noche a Herrera y Villar de los Navarros, en cuyos caminos nos despojaron de nuestras ropas y dinero, dejándonos enteramente en cueros.

25. Salimos del Villar escoltados por el 3º de Castilla, y al pasar por el pueblo de Blesa, compadecido su vecindario de nuestra miseria y desnudez, nos proporcionó un gran rancho de pan y chocolate, y algunos zapatos viejos: dormimos en Minuesa en una capilla, donde estuvimos hasta que en la mañana siguiente nos unimos a los demás oficiales, que estuvieron en una casa. En este pueblo murió el general faccioso Quilez.

26. En este mismo pueblo se nos entregó al 5.º de Aragón, mandado por D. Pablo Aznar (el Cojo), y salimos para Oliete, donde dormimos.

27. Salimos de Oliete a las cuatro de la mañana, y dormimos en Julbe (actual Ejulbe).

28. Desde Julbe salimos para Víllarluengo, donde nos recibió la junta ficciosa, profiriendo algunas expresiones insultantes, y dormimos en dicho pueblo.

29. Descansamos en Villarluengo: nada bubo de particular.

30. Salimos para Cantavieja, donde permanecimos hasta 1. ° de setiembre.

31. Subsistimos sin novedad.

- SETIEMBRE (de 1837).

1.º Retrocedimos de Cantavieja a Villarluengo, alejándonos en el mismo edificio, y la tropa en un convento. Durante nueve días que permanecimos en este pueblo, dormimos en el duro suelo, sin recibir más raciones que media de pan diaria.

2. Desde este día al nueve inclusive no ocurrió más novedad que la ya expresada.

10. Volvimos para Cantavieja. siendo conducidos al castillo de este pueblo, donde permanecimos hasta el 24, que se nos trasladó a la cárcel pública, donde se nos encerró rígidamente, sin permitir para nada la salida.

27. En los días que transcurrieron hasta este, no hubo cosa particular. La ciudad de Teruel, a invitación de su jefe político, nos remitió en este día una porción de camisas, hilas y vendas.

- OCTUBRE (de 1837).

3. Desde el 27 hasta este día no recibimos más que insultos. De Teruel se nos remitieron bastantes mantas.

15. La voz que se llegó a hacer pública de que el general Oráa trataba de sitiar a Cantavieja, obligó a los facciosos a llevarnos con dirección a los puertos de Beceite, pernoctando este día en Alocao (actual Olocau del Rey).

16. Salimos de Alocao para Luco, donde descansamos a medio día; se nos dio medía ración de pan, y fuimos a dormir a Santa-Olea.

17. De Santa-Olea marchamos para las Parras, donde hicimos noche: se reunieron los soldados que habían quedado en Villarluengo, y por el 5.º batallón de Aragón, que estaba a las órdenes de D. Juan Pellicer, fue relevada la fuerza que nos escoltaba.

18. Salimos para Monroyo, donde hicimos noche.

19. Marchamos a Peñaroya, donde hicimos noche.

20. Salimos de Peñaroya para Valderobles, quedando en aquel pueblo algunos oficiales acometidos del tifus: al llegar a Valderobles se desarrolló de tal modo esta enfermedad, que infinidad de oficiales fueron acometidos en este día; yo fui otro de ellos, y estuve a las puertas de la muerte. En uno de los días de mí delirio entraron en la habitación algunos voluntarios y nos robaron lo que pudieron; sin embargo, con la buena asistencia de los físicos del pueblo, me libré de la muerte. Murieron el coronel del Príncipe y el teniente Moreno del 6.º. Permanecieron en este pueblo los enfermos, y los buenos hasta el 25.

25. Quedamos en Valderobles 34 oficiales enfermos, y los buenos salieron para Arnés, pueblo de Cataluña.

- NOVIEMBRE (de 1837).

1.º Salimos de Arnes para Orta, siendo tratados sin consideración, y tomando media ración miserable cuando la daban.

10. Murió el oficial D. Luis Mediero, del provincial de Ávila. El mismo día a las once de la noche nos hicieron salir atropelladamente, sin consentir aun que nos vistiéramos, y sin permitirnos recoger la triste manta, única cama. No se dieron bagajes para los enfermos que había, de modo que los oficiales buenos fueron conducidos hacia Beceite y algunos oficiales que había en Ames enfermos fueron conducidos a Valderobles. Al teniente Malo, del 6.° ligero, y a D. Ramón Alcalde, juez de primera instancia del partido de Híjar, no se sabe dónde les condujeron: según la voz general, fueron asesinados por los mismos voluntarios que los conducían, demostrándolo las prendas que tenían, y vimos puestas a los facciosos. También fue robada y maltratada cruelmente la esposa del difunto Mediero, que hasta la última hora de la muerte asistió a su esposo, y sufrió todos los trabajos que pasó aquel desgraciado.

11. Fueron conducidos a unas masadas, y en la noche anterior y en este día fueron fusilados más de 40 soldados, que debilitados por el hambre no podían andar: nosotros maltratados y colmados de insultos, estuvimos en las masadas todo el día hasta las nueve de la noche, que salimos a parar a una venta separada del camino de Beceite.

12. Los oficiales enfermos que estábamos en el hospital de Valderobles salimos para Beceite, en la madrugada de este día llegaron nuestros soldados a Valderobles, y daba horror el verlos, pues más parecían espectros que hombres. Los encaminaron a cosa de las ocho de la mañana por Beceite, y los oficiales enfermos los seguimos a poco rato: el estado nuestro era el más crítico que podía darse; nos hicieron levantar de la cama, y sin tomar alimento, la mayor parte en más de veinte días, nos hicieron marchar a paso acelerado, amenazando con la muerte al que se quedase atrás. Estas insinuaciones, y el encontrar a cada paso en el camino cadáveres bañándose en su sangre, de los soldados que nos precedían, nos hicieron sacar fuerzas de flaqueza, y llegamos a Beceite a las once de la mañana, donde nos incorporamos con los demás oficiales. Nos metieron en el juego de pelota, y a la tropa en una casa medio arruinada: al anochecer nos trasladaron a una casita muy reducida, y se nos dio media ración de pan.

13. Seguimos sin más novedad que la falta de raciones.

14. Desde este día empezamos a ser socorridos la clase de oficiales con media ración, y algunos días nada; pero la desgraciada tropa ni aun esta pequeñez recibía, por lo que empezó a hacer sus efectos el hambre y el frío, muriendo cada día de 8 a 10 soldados cuando menos.

15. Nada hubo de particular.

25. Desde el 15 hasta hoy no ocurrió más novedad que la misma mortandad de tropa, y en este día se recibieron 3.000 rs. que la generosa y benemérita guarnición y Milicia nacional de Tortosa remitió para la clase de oficiales, tocando 37 reales a cada individuo.

- DICIEMBRE (de 1837).

1.° Del 25 hasta hoy nada hubo, sino la mortandad de tropa, que había día, de 12 y 14 (soldados fallecidos); y en este día se nos trasladó a una casa situada en la plaza, fortificando esta y sus avenidas para caso de sorpresa.

4. Hasta este día nada hubo, pero fue horrorosa la mortandad de soldados, que hacía más de doce días no tomaban ración de pan. Tal era su hambre, miseria y maltrato, que ni aun leña les daban para guisar, como medía libra de patatas, que era su única ración, y se las comían crudas: se vieron obligados a quitar las vigas del techo donde habitaban, quedándose sin remedio expuestos a toda intemperie, de cuyas resultas, saliendo al balcón a implorar de los vecinos algunos socorros, se desplomó este, resultando 15 muertos y muchos estropeados.

7. Sigue la misma mortandad; pero se hundió un piso de la casa donde estaba la infeliz tropa, y entre muertos y heridos se desgraciaron más de 50 hombres,

10. Se recibieron de Alcañiz 306 mantas bien malas, que se repartieron a la tropa.

14. Del 10 hasta hoy nada hubo de particular. En este dio se recibieron algunas prendas casi inservibles de Tortosa, pero que nos hicieron muy al caso.

19. Hasta este día nada más sino la mortandad diaria: hoy se recibió oficio de Cabrera anunciándonos que nuestro canje estaba concertado, y exigiendo a Pellicer nos racionase lo mejor posible; pero sin embargo continuamos con la media ración.

21. Del 19 hasta este día sigue la mortandad de tropa.

27. En los días anteriores continuó lo misma mortandad de tropa, y siempre media ración.

28. Este dio no recibimos ración alguna, y la mortandad de soldados, llegó hasta 22 hombres. Tal era el hambre, la miseria y desnudez, que al que tenía un selo ochavo le asesinaban por quitárselo: sí algún soldado salía a trabajar a las obras de fortificación, recogía los huesos que encontraba por las calles, y molidos con una piedra se los comían. Llegó a tal extremo la necesidad, que ocultaban los cadáveres de sus compañeros, y se comían sus carnes asadas a la luz de los candiles. ¡¡¡ He aquí el estado de los desdichados prisioneros de Herrera !!!.

- La historia nos cuenta los padecimientos de los antiguos héroes, mártires hubo, en las sangrientas guerras de la España; pero ¿habrá habido quien haya sufrido lo que los héroes de Espartero han padecido en esto prisión ?. No, no es posible: mi pluma, tiembla al escribirlo; pero aun estas atrocidades no son bastantes para hacernos vacilar: sobre los cadáveres de nuestros compañeros de armas juramos de nuevo sacrificarnos y pelear en defensa de nuestra Reina y adorada patria.

29. En este día se nos dio una quinta parte de ración, y la mortandad de tropa fue como el día anterior. La ciudad de Teruel, a invitación de su benemérito jefe político, remitió 2000 reales, que su vecindad reunió para nuestro alivio, y se repartieron a todas las clases.

30. Cuarta parte de ración: continúa la mortandad en la clase de tropa. La oficialidad del regimiento provincial de Badajoz, de guarnición en Tortosa, remitió 2.000 reales para socorro nuestro, repartiéndose a todas las clases. El agradecimiento será eterno, y nuestros corazones se enajenaron al ver que no nos olvidan nuestros compañeros de armas.

31. No se nos dio ración alguna; los muertos subieron a 13; y habiendo indagado qué número de tropa existía en el depósito, supimos que apenas llegaban a 500 hombres, lo que nos demostró que cerca de 600 habían sido ya víctimas de nuestra desgraciada situación.

AÑO DE 1838.

- ENERO (de 1838).

1. ° En este día se nos dio media ración. La mortandad de soldados subió a 25, y los que existen no son ya hombres sino cadáveres No se conocen unos a otros; no hay humanidad entre ellos; han perdido su sentido común, y casi se mueven como por máquina: en fin, el depósito de tropa se parece en un todo al ejército de Napoleón en la campaña de Rusia. La clase de oficiales y sargentos lo paso menos mal, en atención a los recursos que cada uno por sí puede recibir de su casa; pero la rigidez con que se nos trata no es de prisioneros de guerra, sino como si fuésemos, asesinos.

2. Continua la mortandad en la clase de tropa en número excesivo, y no se nos dio ración.

3. Hoy murieron 22 soldados, y se nos dio una cuarta, parte de ración.

4. No se nos dio ración alguna, y la mortandad fue horrorosa. El hambre les obligó a convertirse en fieras, arrojándose sobre los cadáveres de sus compañeros, y cortándoles sus carnes se las comían crudas; sus cabezas fueron machacadas y extraídos los sesos, y he aquí, a los defensores de la patria convertidos en lobos carniceros. ¡¡¡ Quince días hacía que no recibían ración alguna !!!.

5 . Cuarta parte de ración: murieron 14 soldados y se encontraron 2 cadáveres casi descarnados.

6. Los anales de la historia deben contar este día por lo horroroso; la mortandad subió a 30 soldados, que la noche, anterior fueron muertos a palos porque pedían que comer, llegando a tal extremo su necesidad que ya comían los cadáveres de sus compañeros como si fuera parte de ración.

- Los infames que los custodian encuentran los cadáveres descarnados, y acusándoles de inhumanos o irreligiosos, fusilan 9 infelices que a voces lo solicitaban: todos ansían morir, pero ni aun esto se les concede por ahora; solo sí, hacerlos padecer lentamente, y en sus últimas angustias aun piden venganza a los compañeros que sobreviven.

- Prisioneros ha habido en el trascurso de esta sangrienta lucha; pero ¿quién habrá padecido lo que los prisioneros de Herrera?.

- Nosotros nos sacrificamos por la patria; ¡¡¡ pero esta cómo nos recompensa!!!; ¡O mi Reina!, es seguro no llegan a tus oídos los padecimientos de tus defensores, pues tu magnánimo corazón no podría mirar sin compasión tantas víctimas inmoladas al capricho de los malvados.

7. Murieron 5 soldados, y se les mudó a mejor casa, aunque reducida.

8. La mortandad llegó a 9 (fallecidos) incluso un sargento, y se nos dio media ración.

9. Ración como la anterior, y murieron nueve soldados.

10. La mortandad subió a 14 soldados, y no se nos dio ración.

11, 12 y 13. Murieron de 8 a 9 soldados diariamente, y se nos dio media ración.

16. Desde el 13 hasta hoy murieron 15 soldados, y apenas se nos daban 3 onzas de harina de ración. En este día fue llamado por Cabrera el señor brigadier Solano, el que marchó a Cretas a verse con él para tratar del canje.

20. Del 16 al 20 sigue la misma mortandad, y sin raciones.

25. Del 20 hasta hoy murieron de 8 a 10 soldados diariamente. La falta de raciones llegó al extremo, y apenas se nos daban 2 onzas de arroz o patatas de ración; tanto, que muchos oficiales, debilitados por tan escaso alimento, tuvieron que tumbarse, pues ya no tenían suficientes fuerzas para estar en pie. El que no tenía recursos de su casa, porque solo dependía de su espada, pasaba días muy tristes; solía faltarnos el pan por espacio de ocho días; y esta ración consistía en 3 onzas de salvado y panizo; pero la infeliz tropa ni aun esto: solo tomaban una patata de ración, y el pan podría graduarse por 2 onzas cada veinte días. Los viles que nos escoltan se congratulan en esto. Porque creen ver morir a los que dicen no tiene religión. ¡¡¡ Bárbaros !!!...¿Y ellos la conocen?, ¿Y defienden el altar y el trono, como dicen?, ¡¡¡Desdichados!!!, ¿Creéis que no llegara el día de vuestra desgracia?... Si llegara, la sangre de 700 soldados, siempre estará humeante y pidiendo venganza contra sus asesinos, el pueblo de Beceite es buen testigo de vuestras atrocidades.

31. Del 25 hasta hoy sigue la misma escasez de raciones y la mortandad de soldados: puede también graduarse de 8 a 10 soldados diariamente, habiendo llegado el día 28 a 16 los muertos.

Febrero.

1.º Salimos de Beceite para Peñaroya, y llegados a este punto se nos dio media ración de pan. Los soldados quedaron en Beceite hasta el día siguiente.

2. Permanecimos en dicho pueblo. La tropa que había quedado en Beceíte fue conducida a este punto; pero tal era su desgracia, que hasta el cielo parece se conjuraba contra ellos. Fue tanto el frío y hielo de este día, que los infelices, debilitados por el hambre, y desnudos enteramente quedaban a cada paso arrecidos en el camino, y los bárbaros que los conducen fusilan al que no puede seguir. Veinte desgraciados fueron víctimas del furor de sus asesinos.

5. Mucha escasez de raciones. La mortandad de tropa ya no pasa de tres a cuatro diariamente; pero ¡¡¡sí ya solo existen 200 hombres en el depósito de tropa!!!...

6. Se recibieron 5.000 reales que la Guardia nacional y vecindario de Barcelona reunió para socorrernos, y se repartió a todas las clases. Se trató de dar a la tropa un rancho diario hasta que se concluyeran los recursos, y se empezó a verificar en este día. Había llegado tan a su colmo el hambre de los soldados que quedaban, que parecían ya fieras: no conocían a sus oficiales, no pensaban en nada más que en pedir pan: sí los comisionados tenían pan en la mano para repartirlo, se abalanzaban a ellos, y aun cuando levantaban el palo para amedrantarlos, se hacían insensibles a todo.

9. Murió un soldado, y se nos dio medía ración de patatas. A las diez de la noche se nos comunicó orden para marchar el día siguiente los oficiales a Morella, y la clase de tropa a Vinaroz, unos y otros para ser canjeados; y por primera vez, en cerca de seis meses, empezamos a disfrutar algunas horas de gozo, deseando amaneciese el día siguiente, que muy distante estábamos de creer fuera tan aciago.

10. A las diez de la mañana salimos de Peñaroya los oficiales y nos dirigimos a Morella. Era tal nuestra alegría, que a pesar de ser el camino largo nadie se cansaba: todos cantaban, todos se abrazaban unos a otros, y aun las lágrimas se saltaban de gozó, creyendo ya encontrar en breve la felicidad que apetecíamos; hasta los mismos que nos escoltan consienten nuestros regocijos, y se entregan a la alegría, esperanzados también de abrazar en breve a sus compañeros, que habían de canjearse con nosotros. Llegamos a Morella, y sabemos que el día anterior marcharon a canjearse 9 oficiales, entre ellos 7 de la guarnición de aquella plaza, que hacía solo veinte días que estaban prisioneros. Al siguiente día 11, después de darnos dos raciones de pan, emprendimos la marcha otra vez a Cantavieja, pueblo que su nombre aterra, por ser donde Cabrera y sus satélites cometen sus mayores crímenes, y donde yacen sumergidos bajo el peso de la cadena, y en oscuros calabozos, infinidad de hombres libres, ¡¡¡ Cuan diferente era nuestra situación a la del día anterior !!!! Caminábamos despacio, no se oía una sola expresión de gozo, y pernoctamos en el Orcajo.

12. Comimos en la Mata, último pueblo de Valencia, y pernoctamos en Mirambell.

13. Salimos a las nueve para Cantavieja, donde llegamos á las doce de la mañana, y se nos dio media ración de pan.

14. Nada hubo de particular, y se nos dio media ración de pan y carne. En este día nos visitó el gobernador de aquella plaza D. Martín de Gracia, y nos ofreció cuantos recursos fueran necesarios para hacer más llevadera nuestra triste situación; y basta el 28 seguimos tomando media ración de pan y carne; también se nos permitieron dos horas para tomar el sol en la plaza.

MARZO (de 1838).

1.° Desde este día al nueve no nos faltó nuestra media ración, como en el mes anterior.

9. Hoy se nos comunicó orden por Gaeta, ayudante de Cabrera, para marchar al día siguiente al canje de Segorbe, 2 capitanes, 4 tenientes, 29 subtenientes y 2 oficiales más de cada clase, de suplentes. Esta noticia no dejó de causar alguna conmoción. Todos los semblantes estaban tétricos y taciturnos, y nadie encontraba esta noche el placer que semejante noticia debía causar. Solo la idea de tener que dejar, aunque por breves días, a 40 oficiales compañeros fieles de desgracia, abandonados y expuestos siempre a perder sus vidas o pasar los días más melancólicos, nos hacía estremecer, y sentíamos el momento de la despedida como sí unos y otros fuéramos a ser conducidos a un destierro donde jamás volveríamos a vernos.

10. Desde la madrugada de este día todos nos abrazábamos y derramábamos copiosas lágrimas por nuestra separación; habíamos sufrido juntos seis meses de continuas desgracias, y unos a otros nos animábamos y consolábamos en ella hasta el extremo de vender caras nuestras vidas defendiéndonos mutuamente, si por desgracia peligrasen. El saber que dentro de pocos días disfrutaríamos de felicidad, y ellos quedaban encerrados y mezclados entre asesinos, que con el ruido de sus grillos hacían más horrorosa aquella mansión, nos causaba aún más sentimiento, y al darnos los brazos volvíamos los rostros para hacer menos sensible este paso. Hasta los que se hallaban en otras habitaciones, y venían a vernos, les causó la mayor sensación. Salimos a las diez de la mañana y fuimos a comer a la Iglesuela, y pernoctamos en Villafranca del Cid.

11. Fuimos a comer a Benasal, y a pernoctar al pueblo Adzaneta, donde nos alojaron, y fue el primer día que empezamos a disfrutar de buena cama.

12. Salimos para Alcora, donde pernoctamos, y se nos alojó también en buenas casas.

13. Comimos en Rivesalbes, y pernoctamos en Suera-baja, alojándonos como el día anterior.

14. De Suera, por los pueblos de Peritandús y Beo, pasamos a la Alcudia, donde pernoctamos alojados.

15. Salimos de la Alcudia para Algimia de Almonacid, donde pernoctamos.

16. En este día llegaron a la Algimia los sargentos y soldados nuestros que desde su salida de Peñaroya estuvieron en el pueblo de Toda (actual Toga), donde suministrándoles un rancho diario, unido a los recursos que da Castellón y Segorbe recibieron algunos, pudieron salvarse los restos de los desgraciados de Herrera. En este día debía haberse efectuarlo el canje de todos; pero por no estar prontos para este acto los prisioneros que habían de verificarlo con nosotros, solo marcharon 2 cadetes, 22 sargentos y 62 soldados, cuyo canje se realizó en Segorbe. Se nos mudó de alojamiento, alojándonos en el centro de la plaza, privándonos de la libertad que los días anteriores disfrutamos. No dejó do causarnos alguna sorpresa esta determinación; y en efecto, parece que Cabrera no quería canjear al brigadier Solano por Miranda, y sí solicitaba fuese por Tallada. Al día siguiente volvimos atrás, y aun parecía que se tenía más vigilancia para escoltarnos.

17. Salimos de la Algimia y pernoctamos en Villamalur, alojándonos, aunque más reducidos, donde se nos dijo que todavía se tardaría algunos días en verificar el canje, pues se aguardaba la contestación del general Oráa para efecto.

18. Descansamos en Villamalur hasta el 20.

20. Salimos de Villamalur y pararnos a comer en Ta|es. En este pueblo corrió la voz de que se había fusilado a Tallada, que no dejó de causarnos alguna sensación, en atención a que nuestras vidas estaban a disposición del monstruo Cabrera. Con motivo de acercarse la columna de Borso a levantar el sitio que Cabrera tenía puesto a Lucena, hizo poner en retirada a la facción que se hallaba en Tales y Onda, y seguimos también este movimiento, pernoctando en Rivesalbes. Esta noche todo eran conjeturas, y mil ideas tristes se agolpaban a la imaginación; ya creíamos volver otra vez a Cantavieja. Hubiéramos muy bien podido sustraernos la mayor parte del poder de nuestros guardas; pero el compromiso, la palabra de honor, y lo que pudieran padecer nuestros compañeros, nos hacían superior a todo, y esperábamos el porvenir con la mayor serenidad; los prisioneros de Herrera conocieron la desgracia, jamás la infamia.

21. De Rivesalbes salimos para Suera, donde pernoctamos, y a las nueve de la noche se recibió oficio del general Oráa para verificar el canje.

22. Salimos para Gaíbiel, distante tres horas de Segorbe, donde pernoctamos, y se recibió oficio del gobernador de Segorbe para que permaneciéramos en este punto, seguro de que sería respetado.

24. Permanecimos sin novedad, y hoy se cumplen siete meses de aflicción y desgracias.

25. Se recibió oficio del señor gobernador de Segorbe Hoxolm, para que al día siguiente a las seis de la mañana emprendiéramos el movimiento para el pueblo de Navajas, donde se verificaría el canje; pero como Cabrera tenía oficiado á su ayudante Gaeta para que el brigadier Solano no se canjease, habiendo marchado enfermo dicho ayudante, comisionado para nuestro canje, y encargado de nuestra custodia a otro de su misma clase llamado García, este ofició a Gaetá pidiéndole explicaciones sobre el canje del brigadier. A las seis de la tarde de este día entraron en Gaíbiel dos compañías facciosas.

26. A las tres de la mañana de este día sentimos el toque de marcha granadera, cuya señal era para prepararse, y sin poder acertar sí sería para marchar a Segorbe, nos vestimos con precipitación a dicho toque; pero luego se dijo que no era para los prisioneros, y si para dos compañías que marchaban por raciones.

- Los infames, validos de que mientras permaneciésemos allí, el pueblo seria respetado por nuestras tropas, introducen de noche dos compañías más en el pueblo, con el objeto de que saliendo a media noche puedan robar y extraer de las inmediaciones de Segorbe raciones y dinero; más al valiente Mañez, jefe de una pequeña columna de cuerpos francos, no se lo escapa semejante infamia, y saliendo con parle de la guarnición de aquella ciudad, encontró al enemigo y le acometió con la mayor intrepidez. Nosotros estábamos ignorantes de semejante caso, aguardando contestase Gaeta favorablemente sobre el canje del brigadier; y en efecto a las ocho se recibió el oficio, que felizmente decía se canjease. A las nueve de la mañana salimos de Gaíbiel y nos dirigimos a Segorbe, y en el camino todos nos entregamos a la alegría, pero no aun sin recelo de que todavía tuviéramos algún contratiempo. Así fue; como a la mitad del camino, nos hallamos casi en medio del fuego que unos y otros hacían, y se nos metió en un barranco temerosos de que Mañez nos rescatase, y estuvo en muy poco que no nos volvieran atrás.

- El brigadier Solano pudo persuadir al ayudante de Cabrera, y marchó a Segorbe en unión de D. José Rajor, teniente de rey de Gerona, para verse con Hoxolm, y en el momento se retiraron unos y otros; habiendo resultado por nuestra parte la pérdida de un soldado muerto y dos heridos.

- Ya divisábamos los muros de Segorbe; su vista nos causaba la mayor agitación, y nuestros corazones palpitaban de gozo al ver tan cerca las puertas de nuestra felicidad. El sonido del clarín y las cajas de nuestras tropas resonaban en nuestros oídos, y veíamos con placer la masa que salía hacia el llano donde debía verificarse el canje. Las banderolas de nuestra caballería, movidas por un céfiro blando, ondeaban en aquellos campos formando la mayor armonía, y al hermoso sol que este día nos acompañaba, relumbraba el acero brillante de sus lanzas, haciendo un contraste tan sin igual, para los desdichados que en siete meses y dos días no habían visto nada de esto, que les parecía aún más grandioso este acto solemne.

- Hicimos movimiento, y llegados al pueblo de Navajas nos estaban esperando ya unos cuantos lanceros del 4.° de ligeros, que abriendo calle siguieron la marcha. A la vista de nuestros soldados todos llorábamos de gozo; pero aun reparábamos que nuestros asesinos nos rodeaban, y no nos podíamos ensanchar como queríamos. Un gentío numeroso que de Segorhe y los pueblos inmediatos salían a vernos, nos obstruía el paso, y todo el mundo compadecía a los prisioneros de Herrera. Verificado el canje, no nos hallábamos de puro gozo; todos nos abrazaban, y todos se amotinaban a saber nuestras desgracias, estremeciéndose horrorizados.

- Entramos por fin en la ciudad acompañados de su digno gobernador Hoxolm, y de la oficialidad del regimiento provincial de Santiago, de guarnición en la misma; y este paso hacia un contraste puramente patriota y entusiasta.

- Los oficiales de la guarnición y ejército mezclados entre nosotros, que la mayor parte veníamos llenos de andrajos, paseamos las calles del pueblo con el mayor entusiasmo y agarrados del brazo. Seguidamente entramos en el palacio del gobernador, donde de antemano estaba preparada una brillante mesa, que servida por los dignos compañeros que nos obsequiaban, hacían los manjares aún más delicados. Todo esto unido a los dulces sonidos de la música, que entonaba los himnos de nuestras glorías, nos parecía que habíamos descendido del centro de las cavernas más horribles a un paraíso lleno de felicidades.

- Después de la comida, que fue espléndida, nos sacaron por las calles de la ciudad precedidos de la música, y casi nos conducían en triunfo entonando himnos patrióticos, y repitiendo algunos tristes versos que en nuestra prisión habíamos compuesto. En el café de esta ciudad y principal, se nos sirvieron abundantes refrescos, donde una bel…dad, decidida entusiasta de su patria, desde el balcón nos arrojó infinidad de dulces de todas clases. La fiesta duró hasta las diez de la noche, comunicándonos la orden para marchar al día siguiente a Murviedro. Quisiéramos haber podido expresar a nuestros dignos compañeros de armas el agradecimiento y gratitud; pero la premura de nuestra marcha no lo permitió. No dudéis, pues, amados compañeros, que vuestra memoria siempre estará grabada en nuestros corazones, y que nos contemplaremos dichosos si aceptáis en prueba de la amistad y reconocimiento las muestras que de ello os dimos mientras permanecimos juntos.

27. Salimos de Segorbe para Murviedro, proporcionándonos carros para hacer la marcha con toda comodidad. Como a las cuatro de la tarde estábamos ya frente al castillo de dicho pueblo, donde salió a recibirnos el teniente general D. Marcelino Oráa, y el mariscal de campo don Froilán Méndez de Vigo, acompañado de su estado mayor, y seguidamente ambos generales y jefes nos hicieron admitir su mesa.

- Para evitar toda duda sobre la exactitud de este diario que precede, le firmamos los compañeros de desgracia del autor, hechos prisioneros y canjeados en el mismo día.

- Capitanes: D. Antonio Molina. — D. Bernardo Majenis.

- Tenientes: D. Manuel Michelena. — D. Benito Carbajales. — D. José Coll. — D. Miguel Rosell.— D. Francisco Lloret. — D. Felipe Aparicio. — D. Pedro Navas. — D. Antonio Castro. — D. Antonio González. — D . Victoriano Ametller.

- Subtenientes: D. Luis Pujol. — D. Alejandro Pujol. — D. Pablo Salazar. — D. Gaspar Calderón.— Don Lorenzo Lanxa. — D. Francisco Pérez Canal. — D. Bernardo de la Muela. — D. Álvaro de Luna. — D. Francisco Rodríguez Castro. — D. Juan Rodríguez. — D. Bautista Fernández. — D. Dimas Martínez.— D. Nicolás Fierro. — D. Lorenzo Ponte. — D. Pedro Tauste. — D. Mariano Jaime del Pozo. — D. Ramon López. — D. Manuel Rodríguez.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

RACIÓN QUE DABAN EN BECEITE A LOS SOLDADOS DE TROPA PRISIONEROS: Una patata cruda de ración al día, y muchos días nada.

COMPARACIÓN CON LAS RACIONES DEL EJÉRCITO PARA UN DÍA DE ETAPA: En el siglo XIX, la alimentación de los ejércitos era un desafío complejo. Las raciones de etapa, destinadas a los soldados durante sus desplazamientos y campañas, eran de mala calidad y escasas de cantidad. A menudo, las divisiones enteras pasaban días sin pan, lo que afectaba gravemente a la salud de los militares. Estas raciones de etapa solían incluir: 24 onzas de pan ordinario o 18 de bizcocho; 8 onzas de carne fresca o salada; 6 onzas de tocino salado; 1 onza de arroz; 2 onzas de legumbres; 1/2 o 1/4 de pinta de vino para cuatro soldados; 1 libra de sal para 30 soldados.

MILITARES CARLISTAS: Cabrera, Gaetá, Pablo Aznar (el Cojo), Juan Pellicer, 

PUEBLOS CITADOS QUE RECORRIERON LA COMITIVA DE PRISIONEROS Y SUS GUARDIANES CARCELEROS DEL 5º BATALLÓN DE ARAGÓN AL MANDO DE JUAN PELLICER:

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO FOTO-IMAGEN: 

Fotografías cedidas por J. E. Prades Bel.