GENTES, COSTUMBRES, FOLKCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DEL TERRITORIO DEL MAESTRAZGO HISTÓRICO DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:
EN HOMENAJE A MI TIERRA...
Por: JUAN E. PRADES BEL, “Crónicas”, “Humanidades”. (Proyecto: “ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios).
(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…
(Temáticas): PRIMERA GUERRA CARLISTA 1833-1840. FRENTES DE ARAGÓN, EBRO, MAESTRAZGO Y VALENCIA.
"AÑO 1838: LOS PROBLEMAS DE LOGÍSTICA, QUE INCIDIERON EN LA VOLUNTAD DEL GENERAL ORÁA AL MANDO DEL EJÉRCITO DEL CENTRO, PARA LEVANTAR EL CERCO Y DAR POR FINALIZADO EL ASEDIO A LA CAPITAL CARLISTA DE MORELLA RENUNCIANDO A TAN ANSIADA CONQUISTA".
Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).
INTRODUCCIÓN TEMÁTICA: La ciudad de Morella fue conquistada por el ejército carlista de Ramón Cabrera el 26 de enero del año 1838, convirtiendo a Morella en la capital carlista del territorio controlado por el general Cabrera hasta el año 1840. El 24 de julio del año 1838, un poderoso ejército compuesto de 23 batallones, 12 escuadrones, 25 piezas de artillería y algunas compañías de ingenieros, al mando del general Marcelino Oráa, se ponía en marcha para establecer el cerco de asedio y conquista a Morella. El 29 de julio quedaba establecido el cerco, en el que participaban más de 20.000 soldados, 2000 caballos y 18 piezas de artillería. Cabrera mandó enarbolar en su castillo la bandera negra con la calavera en paño blanco flanqueada por un sable y una palma. Los sitiadores y los sitiados comprendieron el significado de esta señal terrible de guerra a muerte. El día 18 de agosto de 1838, tras oír en Consejo la opinión de sus generales y jefes, el general Oráa, sin víveres y sin esperanzas de éxito, da la orden de emprender la retirada hacia Alcañiz, levantando el sitio y afrontando la humillación de no haber podido tomar la plaza tan bravamente defendida por un número muy inferior de defensores carlistas. Los liberales dejaron en la intentona cerca de 2000 hombres entre muertos y heridos alrededor de las murallas de Morella. La prensa europea se hizo eco de la hazaña de Cabrera, cuyo nombre se rodeó de una aureola de leyenda y morbosa curiosidad. El fracaso del sitio de Morella provocó una crisis ministerial en Madrid, de la que dan buena cuenta los diarios de sesiones de las Cortes de la época, y el gobierno decidió la sustitución del general Oráa por el mariscal de campo D. Antonio Van Halen al frente del ejército del Centro. A continuación, el pronunciamiento de D. Marcelino Oraá sobre la frustrada conquista de Morella.
EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic):
(Documento 1º, fechado en el año 1838):
AÑO
1838.EL FRUSTRADO SITIO DE MORELLA. Madrid
6 de Diciembre.- Discurso pronunciado por el Senador D. Marcelino Oraá en la
sesión del 30 de Noviembre de 1838.
Gaceta
de Madrid: núm. 1481, de 06/12/1838, páginas 3 a 4. MADRID 6 DE DICIEMBRE. Discurso
pronunciado por el Senador D. Marcelino Oráa en la sesión del 30 de Noviembre
(de 1838):
- ”Señores,
apuradas las heces de la amargura en cinco años de infortunios que me han
sobrevenido, sacrificando los restos de mi existencia á la Patria y á la Reina,
me ocupaba, entre los cuidados que exige la única prenda (que respetara el
fuego rebelde y el asesino) en formar y publicar una memoria documentada que
justificase mi comportamiento en Morella, para rectificar la opinión pública,
que extraviada por la ignorancia y mala fe, ha puesto en duda mi reputación
militar, adquirida en más de cien combates y con el precio de la sangre de 22
heridas; cuando el artículo que se discute me ha puesto en la sensible
precisión de hablar por primera vez al Senado, para sostener una cuestión
personal, aunque del mayor interés para la causa nacional. No acostumbrado á
hablar en público ni con conocimiento de los usos parlamentarios, me concretaré
al asunto y procuraré ser lo más lacónico posible, sin que mi objeto sea
ofender á persona alguna, ni otro que presentar los hechos tales como son en
sí.
- Desde
que tuve el honor de ponerme al frente del virtuoso y sufrido ejército del Centro,
conocí y expuse al Gobierno de S. M. en varias ocasiones que las fuerzas que
mandaba no estaban en proporción con las atenciones de unos distritos de más de
2000 leguas cuadradas de superficie, y que no teniendo aseguradas las
subsistencias del ejército ni el número de bagajes para conducir las municiones
y víveres que exigen las operaciones, no podía corresponder á la confianza que había
hecho de mí S. M., ni llenar las esperanzas que los pueblos se habían
prometido, y cuya protección se me había confiado, extendiéndome en algunas á
hacer mi dimisión. Esta posición fue aún más crítica desde el momento en que
los restos enfermos y rezagados de la expedición del Pretendiente, la brigada
castellana facciosa, y otras partidas de las facciones de la Mancha, pasaron á
aumentar las fuerzas del rebelde Cabrera; constituyéndome en el caso de
limitarme á la defensiva en una línea de 120 horas de marcha, dividiendo la
fuerza en tres partes para colocarme en el centro, y acudir desde allí adonde
fuese más necesaria mi presencia.
- Siendo
mis deseos acelerar el triunfo de nuestra causa, así que el Gobierno principió
á aumentar el ejército, formé la idea de aprovechar los momentos, y al efecto
arreglé y sometí á la deliberación de S. M. el plan de campaña que me proponía
seguir: el dignísimo y malogrado comandante de estado mayor D. Joaquín Alonso
fue el encargado de explanar mis ideas, dar al Gabinete las explicaciones
oportunas, y pedir los medios de llevarlos
á cabo. Después de su salida para la corte, los restos de las facciones de
Basilio y de Negri, toda la de Merino y alguna caballería de Palillos, pasaron
á engrosar las filas de Cabrera, y este aumento exigía otro proporcional de
nuestras fuerzas.
- Con
los datos necesarios manifesté á los comandantes de ingenieros y artillería mis
intenciones sobre Morella y Cantavieja, á fin de que me presentasen las
relaciones de los medios que creyesen conveniente para llevar adelante la
empresa, é inmediatamente que se me pasaron, di las órdenes para que todos los
efectos se reuniesen en Alcañiz, suministrando al efecto los fondos necesarios,
prefiriendo este punto como más ventajoso y el de menos obstáculos para el
objeto, comparado con los de Peñíscola y Vinaroz.
- Hechas
estas explicaciones, creo conveniente para mejor inteligencia dividir esta
manifestación en cuatro puntos: víveres, fuerzas, operaciones y consecuencias.
- VÍVERES. Con
arreglo á lo que expuse al Gobierno de S. M. conferencié con el intendente
militar de Aragón para que se preparase á reunir víveres para las operaciones
que proyectaba.
- El 3 de Junio (de 1838) le mandé oficialmente que para el 20 del mismo (Junio de 1838) formase los depósitos en las cantidades y puntos que le manifestaba en el estado que acompañaba; en el concepto de que aquellos depósitos debían ser sin perjuicio de los que se necesitasen para la subsistencia diaria de las tropas, y que estos se habían de reservar para cuando se emprendiese el movimiento de las mismas; dando orden al general segundo cabo para que facilitase las escoltas precisas.
- En
el depósito de Alcañiz mandé poner 650000 raciones de harina, igual número de
etapa, y 72000 (raciones) de cebada, como punto destinado para depósito general y concentración
de todos los efectos, á fin de que cuando principiasen las operaciones pudiesen
ser trasladados á Monroyo, punto destinado para base inmediata del sitio de
Morella.
- Conocida
por el Gobierno de S. M. la importancia de esta operación, prorrogó la contrata
de los asentistas de Aragón, y la extendió á un duplo de las cantidades de
harina y etapa que yo había pedido en mi proyecto.
- El 7 de Julio (de 1838), después de 35 días de haber mandado que estuviese formado el depósito de Alcañiz, llegué á aquel punto, y me encontré que no había los víveres necesarios para las tropas que marchaban conmigo y que debían regresar á Teruel.
- Entonces
dirigí una fuerte comunicación al intendente militar de Aragón, y di
conocimiento al Gobierno. El Sr. Ministro de la Guerra en aquella época me
trasladó la contestación del intendente general, fundada en que el intendente militar de Aragón le había
devuelto una carta-orden de 500000 reales que se le había mandado para comprar
víveres, porque creía que, con las compras hechas por los asentistas, y las
disposiciones tomadas, no eran necesarios.
- Dejo para la memoria que pienso publicar el hacer las observaciones que ofrece su correspondencia; pero parece inconcebible cómo un empleado que el día 5 y 4 Julio (de 1838) dice al intendente general que las operaciones estaban comprometidas porque los asentistas no habían aprontado las raciones necesarias, devuelve el día 9, es decir, cinco días después de haber producido la queja, los 5000 rs., sin haber asegurado las subsistencias á que se destinaban; y es también inconcebible cómo 110 me hizo alguna indicación de estos fondos en nuestra correspondencia oficial ó amistosa.
- La
División Pardiñas llegó entre tanto al distrito de Aragón, lo que verificó el
10 de Julio, y era preciso aprovechar el tiempo: para no desperdiciarle,
previne que al menos se pusieran 380000 raciones de harina y etapa para el 21,
á fin de poder principiar á operar, y que se me remitiese por extraordinario un
estado de las existencias en Alcañiz, el cual me dirigió el intendente
interino, por haberse dado de baja por enfermo el propietario: en él se me decía
por nota que hallaría las indicadas raciones para el 21, y en mayor número el
24, pues que avisaba el comisionado del asentista en Alcañiz no se le enviasen
de Zaragoza, porque con las compras hechas y disposiciones tomadas no faltarían
para el completo.
- Con
esta confianza y seguridad emprendí los movimientos el 24 de Julio , y después
de haber llegado á Monroyo me pasó el intendente del ejército un oficio con
fecha 1.° de Agosto incluyéndome un estado de las existencias de víveres en
Alcañiz, que le había dirigido el comisario de guerra de aquel punto, por el
cual resultaba que el 28 de Julio no existían más que 50.410 raciones de harina
y 1.655 de cebada, cuando según mi cálculo debían aproximarse á 600.000 de
harina y demás artículos, y 60.000 de cebada; y si nos hemos de atener á las
disposiciones del Gobierno, al duplo.
- Entonces
autoricé á los gobernadores de Alcañiz y Caspe y comandante militar de Zaragoza
para que me proporcionase los víveres necesarios y los condujese á Monroyo el
teniente coronel Fernández, escoltándolos con una columna que le dejé al
efecto.
- Llegó el 10 de Agosto (de 1838) y se me dio parte por el gobernador de Alcañiz de haberle participado el comisionado de los asentistas que se le había concluido el trigo. Los soldados de las divisiones primera y segunda al mando de los generales Borso y Pardiñas, tuvieron en el campamento de Morella que desprenderse generosamente de la escasa ración de arroz que tenían para proporcionar el alimento á sus hermanos heridos y enfermos, y estuvieron cuatro días sin otro sustento que el trigo tostado y cocido que se proporcionaban en el campo.
- Levantado
el sitio volvieron las tropas por Monroyo, en cuyo punto, destinado para el
depósito de víveres del sitio, tampoco había más que una ración escasa para el
ejército.
- Continuaron
las tropas de Monroyo su movimiento hasta Alcañiz, donde debieron haberse
encontrado subsistencias; pero tampoco se hallaron las necesarias para las
fuerzas que llegaron el 22, esto es, cuatro días después de levantar el sitio,
y fue preciso enviar por algunos artículos á Caspe. Todos estos hechos se
hallan comprobados con el testimonio de todo el ejército, reservándome hacer
observaciones para cuando publique la memoria: paso á hablar de las fuerzas.
- FUERZAS. Cuatro
batallones al mando del general Pardiñas; tres á las órdenes del brigadier Mir;
otros tres incompletos á las del
brigadier Azpiroz, y un escuadrón de ligeros, fue el refuerzo que recibí y de
que pudo disponer el Gobierno, así como otros 196 caballos pertenecientes al 4.°
y 6.° de ligeros, de los cuales una parte correspondía al ejército, y el resto
apenas bastaba para reemplazar las bajas.
- Además,
10 compañías de la columna de Cuenca se pusieron á mi disposición hasta cierto
punto, y digo hasta cierto punto, porque su objeto principal era cubrir aquella
provincia.
- Estas
fuerzas no equivalían á las que yo había pedido, y mucho menos á las que con
motivo de los refuerzos recibidos por los facciosos eran necesarias para llenar
todas las atenciones.
- Veinte
y ocho batallones y catorce escuadrones calculé indispensables en este último
concepto: de ellos el Gobierno puso á mi disposición cuantos le fue posible
enviar en aquella época; pero no reuniendo más que 20 batallones y 9
escuadrones para penetrar en el Maestrazgo, indispensable era que otras
atenciones quedasen descubiertas ó expuestas.
- OPERACIONES.
Difícil es graduar su mérito, censurarlas ni juzgarlas sin un conocimiento
práctico del terreno, sin saber los
obstáculos que se hayan opuesto, y las dificultades que han tenido que vencer
las tropas. Indiscreta é imprudentemente se había anunciado con anticipación el
proyecto, indicando los puntos de concentración de víveres y efectos, y la dirección
que podía llevar la artillería.
- El
enemigo se aprovechó de aquel aviso, aumentó las defensas de Morella y
Cantavieja, y obstruyó los caminos con cortaduras y talas de árboles formando
una porción de parapetos aspillerados, con fuegos de frente y flancos, lo que
aumentaba la dificultad de la empresa.
- Destiné
al teniente coronel D. Bernardino Fernández con cuatro compañías y dos
escuadrones para reunir los trasportes necesarios, escoltar los convoyes de Alcañiz
á Monroyo, y proteger en lo posible el Bajo Aragón; y al teniente coronel Don
Antonio Dezcallar con un batallón y otro escuadrón para que protegiese en
cuanto fuese dable la huerta de Valencia, situándose en la línea de Segorve á
Murviedro.
- Dividido
el ejército en tres columnas, comuniqué las instrucciones y di las órdenes
oportunas para emprender el movimiento el 24 de Julio.
- El
primer párrafo de las instrucciones prevenía que el principal objeto era buscar
al enemigo en sus guaridas y obligarle á un combate para la ocupación del punto
de Monroyo, que era el elegido para el depósito de víveres del sitio de
Morella.
- El
general Borso que mandaba la columna de la derecha rompió su movimiento de
Castellón; el general San Miguel, á cuyas órdenes iba la de la izquierda, lo
verificó de Alcañiz, y yo con la central, que era la reguladora, partí de
Teruel.
- El
28 por la mañana después de cinco días de marcha llegué á Castelfort sin haber
disparado un tiro, ni tenido un herido. La columna Borso llegó por la tarde sin
otra pérdida que un herido, y la del general San Miguel á poco más de medio día
á Cinctorres con nueve; de manera que la reunión de estas tropas en las
inmediaciones del punto donde debía suponerse se comprometería al enemigo á una
batalla, no pudo ser más completa, ni más oportuna.
- Al
día siguiente emprendimos la marcha sobre Morella, y campamos á su vista
después de haber desalojado de sus parapetos á las fuerzas enemigas que se
presentaban sobre nuestro flanco izquierdo, y se hallaban inmediatas al campamento. La división San
Miguel escarmentó igualmente las que se presentaron por retaguardia, y la plaza
de Morella enarboló bandera negra.
- El
sanguinario Cabrera, lejos de presentar la batalla, dividió sus fuerzas, y las
situó en posiciones inaccesibles: nuestras tropas habían consumido ya cinco
raciones de las siete que sacaron de los puntos de depósito, y los cuerpos no
tenían por consiguiente más subsistencias que para dos días. Un ataque sobre
las posiciones del enemigo hubiera sido desventajoso, sangriento y sin
resultado alguno; y aun desalojado de aquellas posiciones, y ocupadas por
nuestras tropas, me hubiera visto en la necesidad de tener que abandonarlas
después de haber consumido los víveres, hallándome sin municiones, distante de
los puntos de depósito y con 1000 ó más heridos, sin hospital donde dejarlos:
todo lo que me hubiera puesto en una posición muy crítica. Estas
consideraciones me obligaron á llevar adelante mi primitivo objeto, y dispuse
que se ocupasen las posiciones que hay á tiro de cañón al nordeste de Morella.
- La
primera y segunda división al mando del general Borso acamparon y se
atrincheraron en las posiciones que dominan el camino de Alcañiz á Morella: con
las otras dos divisiones tercera y reserva, continué el movimiento para abrir
mi comunicación con Alcañiz, poner en estado de defensa á Monroyo, establecer
el hospital, y conducir los víveres y demás que fuese necesario para las
operaciones. Las tropas pasaron el Bergantes en cuatro columnas por la parte
oriental de Morella, y la retaguardia de las divisiones segunda y reserva fue
molestada por el enemigo; pero siendo rechazado continuaron su marcha. Una
brigada de la división Borso, ó primera, fue también atacada por los facciosos,
los que igualmente fueron ahuyentados y escarmentados completamente.
- El
general San Miguel pasó á Alcañiz por todos los efectos necesarios.
- El
general Borso entre tanto tuvo tres combates gloriosos á la vista de Morella,
en los que el rebelde Cabrera estuvo muy expuesto á caer en sus manos, y
Monroyo se puso en estado de defensa.
- Al
través de grandes dificultades pudo trasladarse la artillería, parques y
algunos víveres de Alcañiz al campamento de Morella.
- El
10 hice que el general Pardiñas atacase y desalojase al enemigo de una posición
que ocupaba sobre la derecha, y muy cerca de su campamento: lo consiguió, como
era de desear y persiguió al enemigo hasta el camino del Forcall.
- El
batallón del Rey mereció los mayores elogios atacando al enemigo bajo el fuego
de artillería y fusilería de la plaza, y ocupando la altura de la Querola, cuya
operación protegió muy eficazmente el fuego de nuestras piezas.
- El
batallón de Mallorca ocupó otra posición, desalojando al enemigo por la parte
de la derecha.
- Por
la noche, 10 compañías del Rey, África y Cazadores de Oporto, y un escuadrón
del Rey, establecieron la línea de circunvalación de la plaza, ocupando 11
casas y fortificándose en ellas.
- El
11 el general San Miguel desalojó de tres parapetos y obligó á retirarse hasta
la última posición á la mayor parte de las fuerzas facciosas mandadas por
Cabrera, de cuyo punto se oponía en cierto modo á mi proyecto, y embarazaba la
marcha del general Pardiñas á Alcañiz para conducir los heridos y traer
víveres.
- Los
comandantes generales de artillería é ingenieros, practicaron el último
reconocimiento, y conformándome con su propuesta, se principiaron á establecer
las baterías bajo el fuego de la plaza y del castillo: el 14 rompieron el suyo
aquellas con bastante acierto, y el 15 al medio día los gefes de artillería é
ingenieros me dijeron que estaba practicable la brecha, y se preparó el asalto.
El general Pardiñas llegó en este día de Alcañiz con solo raciones para dos días;
y así que lo verificó con el general Borso, que salió á proteger su venida, se
intentó el asalto á media noche.
- Al
marchar las tropas á él, les hice una pequeña alocución, reducida á
manifestarles que á los heroicos esfuerzos de los vencedores de Mendigorría,
Luchana y Chiva estaba reservado el poner á los pies del trono las llaves de
Morella, que la traición y la cobardía habían puesto en manos de Cabrera. No
habiendo producido el asalto el resultado que era de desear, por la tenaz
resistencia de la brecha y el horroroso fuego de fusilería del enemigo, granadas
de mano y piedras que arrojaban sobre las cabezas de nuestros soldados, dispuse
volviesen á su campo.
- El
16 el comandante general de ingenieros me manifestó los medios de vencer los obstáculos
que se opusieron en el asalto anterior; y considerando la necesidad de
aprovechar los momentos por la escasez de raciones, ordené un segundo asalto
para el amanecer del día siguiente 17, combinado con una escalada por tres
puntos, llevando las tropas todo lo necesario para apagar el fuego que presentó
el enemigo en la brecha. Inutilizada esta tentativa por las mismas causas que
he indicado anteriormente, mandé retirar las tropas é inmediatamente convoqué á
junta de generales, quienes enterados de la situación del ejército, y de que no
había víveres más que para un día; que los 503 heridos y enfermos que teníamos,
carecían del alimento; que los caballos y ganado de tiro no encontraban forraje,
y que no probaban la cebada desde que llegaron al campamento, unánimemente fueron
de parecer se levantase el sitio; y sacrificando mi reputación á la salvación
del ejército, dispuse, y se verificó su levantamiento sin obstáculo alguno, y
sin que el enemigo nos incomodase.
- El
18 al medio día estaban las tropas reunidas y todo dispuesto para emprender la
marcha: esta se verificó venciendo aquel día á los enemigos que se presentaron,
así como al siguiente en el tenaz combate que tuvimos al paso del Estret dels
Portes, antes de llegar á Monroyo: en este punto dije al general Borso que se
dispusiese para marchar por Peña-roya y Vinaroz, sobre la huerta de Valencia, y
caer sobre Cabrera, cuyo movimiento presumía; pero desgraciadamente necesitaba
dos raciones para llegar á Vinaroz u otro punto de depósito, y no encontrando
víveres en Monroyo, pues hasta la guarnición estaba á media ración, fue preciso
que continuase la marcha por Alcañiz, dejando en este pueblo todos los heridos
y enfermos; y racionando las tropas del modo posible, siguió á marchas forzadas
por Teruel á Segorbe.
- Yo,
con todo el tren de sitio y municiones que se conservaban, continué la marcha
sin novedad alguna hasta Alcañiz, de modo que el 22 entré ya en él sin que se
hubiese perdido nada de cuanto había en el sitio de Morella, después que sufrió
el asalto; ejército, heridos, enfermos, artillería, municiones, todo llegó á Alcañiz.
- Como
he dicho en el artículo de víveres, tuve que esperar allí á que llegasen
algunos desde Caspe: racionadas las tropas dejé al malogrado general Pardiñas
con unos 4150 hombres de infantería y caballería en aquel punto para proteger
el país y obrar según lo exigiesen las circunstancias en la línea de Caspe á
Segura, cuyas instrucciones se le dieron por escrito. Seguí el movimiento á
Teruel, y así que tuve noticia positiva de que Cabrera se hallaba en la huerta
de Valencia, sin detenerme más tiempo que el preciso para racionar las tropas,
tomar calzado y recibir algún socorro, continué el movimiento en la dirección
de Segorbe.
- El
rebelde Cabrera, luego que supo el movimiento de Borso, evacuó la huerta de
Valencia y se apresuró á volver á sus guaridas, dirigiéndose por la Calderona á
tiempo que aquel general desde Segorbe había hecho movimiento hacia aquel mismo
punto. Noticioso sin duda Cabrera de la dirección de aquel, cambió la suya y
vino á pernoctar el 29 de Agosto entre Alcublas y Begis. La misma noche llegué
yo á la Puebla de Valverde, 16 leguas distante de Segorbe y 12 de Begis, donde
se encontraban los facciosos á tres horas y media de Jérica y Viber, puntos por
donde entre diez y doce de la mañana del 30 atravesaron la carretera metiéndose
en sus montañas, no pudiendo yo llegar á Viber hasta las ocho de la noche
después de haber andado 12 horas.
- Si
hubieran tenido presentes estas circunstancias los admiradores del paso de
Cabrera por entre la columna Borso y la mía, sin duda alguna quedándole tanta
importancia como le han querido dar, lejos de admirarse de su movimiento, debían
extrañar que siendo tan superior en fuerzas no se atreviese á venir á buscarme
y batirme, teniendo un terreno llano que escoger, ó posiciones las más
ventajosas.
- En
mi marcha para Segorbe recibí la comunicación del entonces Ministro de la
Guerra D. Manuel Latre; participándome la comisión que S. M. le había confiado,
y previniéndome que si no me hallaba comprometido en alguna operación,
estuviese del 2 al 3 en Teruel. Yo continué el movimiento hasta Segorbe, y
desde allí regresé á Teruel, donde creo que entré el 4. La división de reserva
con dos escuadrones de caballería del 6.° de ligeros que dejé en este último
punto para proteger el país, marchó á Molina á fin de recibir á S. E. y
asegurar su marcha hasta Teruel. Distante de mí, pudo S. E. informarse por sí
mismo de los gefes, oficiales y soldados de mi conducta militar en las
operaciones de Morella.
- CONSECUENCIAS.
En Teruel entregué á S. E. un oficio con 15 documentos que trataban de la falta
de víveres en la expedición, indicándole mis disposiciones, las operaciones que
ejecuté, y concluía rogándole, que si examinados los documentos, y en vista de
los informes que hubiese tomado S. E., encontrase arregladas mis disposiciones
y conducta militar, se sirviese manifestarme oficialmente su aprobación dando
publicidad á todos mis actos; pero que en el caso de no hallarse satisfecho, ó
que se le ofreciese alguna duda, se me hiciesen los cargos correspondientes, y
se me oyese en justicia.
- El
17 de Setiembre me contestó S. E. manifestándome entre otras cosas lo
satisfecho que se hallaba del buen continente del ejército, al que y á mí daba
gracias por haber conservado la moral, la disciplina y la superioridad ó ventaja
sobre el enemigo en todas las escaseces y fatigas del sitio de Morella.
- En
vista de lo expuesto, habiendo salvado los enfermos y heridos del ejército y
todo el tren de artillería, y habiendo batido al enemigo en 21 combates
campales, ¿habrá quien llame derrota al suceso de Morella? Pues qué, ¿el gran
Napoleón en S. Juan de Acre, Lefebre en Zaragoza, Víctor en Tarifa, Wellington
en Burgos, todo en nuestros días, no intentaron asaltos y escaladas sin haber
obtenido resultado alguno?.
- Lo
que á los primeros capitanes del siglo ha sucedido, ¿debe extrañarse sucediese
á los que con más valor que fortuna lo intentaron sobre Morella? Y si los
asaltos de Morella mereciesen algún castigo, ¿dónde está el premio que
corresponde á los 21 combates que han ganado los valientes del ejército del
Centro?.
- Las
privaciones y penalidades del sitio de Morella dan una idea de que tenernos
ejército y de lo que la patria debe esperar y prometerse del virtuoso, sufrido
y disciplinado del Centro, siempre que sea asistido regularmente: ¿Y quién
podrá atribuir al suceso de Morella el resultado del combate de Maella, hecho
táctico, hijo de las circunstancias del momento, y ocurrido 43 días después de
levantado el sitio? ¿ Y con cuánta menos razón los acaecidos en otros puntos
distantes é independientes? Las consecuencias han sido.... para mi familia.
- Creo,
señores, que esta narración tal vez demasiado minuciosa, y que es la franca
expresión de un soldado, bastará en el ánimo de este respetable cuerpo,
instruido ya por mí del suceso de Morella y de la parte que en él tuve, para
convencerse de que considerándolo militarmente no ha podido producir otros
sucesos más deplorables, y espero por lo tanto que los señores de la comisión
con su sensatez y cordura sustituirán en esta parte del artículo en cuestión la
frase que su discreción considere más justa.
ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):
RACIONES DE ETAPA: En
el siglo XIX, la alimentación de los ejércitos era un desafío complejo. Las
raciones de etapa, destinadas a los soldados durante sus desplazamientos y
campañas, eran de mala calidad y escasas de cantidad. A menudo, las divisiones
enteras pasaban días sin pan, lo que afectaba gravemente a la salud de los
militares. Estas raciones de etapa solían incluir: 24 onzas de pan ordinario o 18 de
bizcocho. 8 onzas de carne fresca o salada. 6 onzas de tocino salado. 1 onza de
arroz. 2 onzas de legumbres. 1/2 o 1/4 de pinta de vino para cuatro soldados. 1
libra de sal para 30 soldados.
BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:
ARCHIVO FOTO-IMAGEN:
Fotografías cedidas por J. E. Prades Bel.
Bandera negra carlista. |