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martes, 27 de mayo de 2025

"AÑO 1895: MASIAS RURALES HABITADAS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE CHERT".

GENTES, COSTUMBRES, FOLCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DEL TERRITORIO DEL MAESTRAZGO HISTÓRICO DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:

EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....

Por: JUAN E. PRADES BEL, autor de los proyectos: "RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR"; “ESPIGOLANT CULTURA: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades"; y otros.

"AÑO 1895: MASIAS RURALES HABITADAS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE CHERT". 

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN: Datos para la historia de mi familia.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic): 

(Documento N.º 1, fechado en el año 1895):

RELACIÓN DE MASIAS HABITADAS REFLEJADAS EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE CHERT EN EL CENSO DEL AÑO 1895. "43 MASOS": Mas del Om, Mas de la Roca, Mas de Blanch, Mas de Abajo (Mas del Moliná de Baix), Mas de Llansa, Mas de la Cruz (Mas de la Creu), Mas de Fangaret, Mas dels Catinells, Mas de Camarilles, Mas de la Clapisa, Mas de Posamunt, Mas de Chuncá, Mas de Arriba (Mas del Moliná de Dalt), Mas del Infernet, Mas de Regall, Mas de Povill, Mas de Puetes, Mas de Espardeñera, Mas de Romeu, Mas Cremat, Mas Quemado, Mas de la Guilona, Mas de Llot, Mas del Estebat, Mas dels Bels, Mas dels Doménech, Mas den Rey, Mas den Boix, Mas de Teules, Mas de Mores, Mas de Fontanal, Mas de Bel, Mas de Pladenvila, Mas F. Serra, M. del Estelat, Mas de Regallé, Mas de Prisco, Mas de Masets, Mas de Melsa, Mas de Comport, Mas de la Paisana, Mas de Ortí, Mas de Magués (Mas de Nogués).

(Documento N.º 2, fechado en el año 1895):

- MAS DELS BELS (LA BARCELLA, XERT): En el censo del año 1895 aparecen en el Mas dels Bels reflejados los siguientes cabezas de familia que corresponden a las cinco familias que viven y habitan permanentemente en la Masía: Ramón Bel Ferreres de 67 años (casa domicilio, portal n.º 14), y José Bel Vives de 29 años (casa domicilio, portal n.º 14), padre e hijo; Pascual Bel Beltrán de 52 años (casa domicilio, portal n.º 16); Luis Bel Romeu de 55 años (casa domicilio, portal n.º 18), y Joaquín Bel Beltrán de 29 años (casa domicilio portal n.º 18), padre e hijo.

(Documento N.º 3, fechado en el año 1895):

 - MAS DELS DOMÉNECHS (LA BARCELLA, XERT): En el censo del año 1895, aparecen en el Mas dels Doménech reflejados los siguientes cabezas de familia, que se corresponden con las cuatro familias que viven y habitan permanentemente en la Masía: Pascual Doménech Beltrán de 74 años (casa domicilio, portal n.º 20), y Andrés Doménech Bel de 49 años (casa domicilio, portal n.º 20), padre e hijo; Pedro Doménech Guardiola de 44 años (casa domicilio, portal n.º 24); Joaquín Bel Ferrer de 30 años (casa domicilio, portal n.º 22).

ADDENDA, ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO FOTO-IMAGEN: "TÉRMINO MUNICIPAL DE XERT".

Imágenes cedidas por J. E. Prades Bel.




 

domingo, 25 de mayo de 2025

AÑO 1838: HAMBRE, MARTIRIO, MUERTE Y CANIBALISMO. DIARIO DE LOS PADECIMIENTOS SUFRIDOS POR LOS PRISIONEROS DE LA BATALLA DE HERRERA.

GENTES, COSTUMBRES, FOLCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DEL TERRITORIO DEL MAESTRAZGO HISTÓRICO DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:

EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....

Por: JUAN E. PRADES BEL, autor de los proyectos: "RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR"; “ESPIGOLANT CULTURA: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades"; y otros.

(Proyecto): "DATOS PARA LA HISTORIA DE LA PRIMERA GUERRA CARLISTA 1833-1840. FRENTES DE ARAGÓN, EBRO, MAESTRAZGO Y VALENCIA".

"AÑO 1838: HAMBRE, MARTIRIO, MUERTE Y CANIBALISMO, LAS GRAVES ATROCIDADES SUFRIDAS POR LOS SOLDADOS LIBERALES, CAIDOS PRISIONEROS EN LA BATALLA DE HERRERA DE LOS NAVARROS, DURANTE SU CAUTIVARIO EN BECEITE, CANTAVIEJA, VILLARLUENGO Y OTRAS PRISIONES DEL MAESTRAZGO".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN TEMÁTICA: Este artículo, describe una de las historias más horrendas de maltrato y de crueldad sufridos en cautiverio por prisioneros de guerra en España. Las tropas carlistas del general Cabrera apresaron en la batalla de Herrera de los Navarros y del Villar de los Navarros a más de 1.500 soldados del ejército liberal. En apenas 7 meses, y antes del canje de los supervivientes, ya habían perecido tres cuartas partes a causa del hambre, el frío, las enfermedades, las torturas y las ejecuciones por acuchillamiento con sables, bayonetas y lanzas. Muchos de los prisioneros tuvieron que recurrir al canibalismo para poder sobrevivir, solo unos 300 lo consiguieron. El matar de hambre, sufrimientos y múltiples crueldades era una práctica habitual que perpetuaron a lo largo de toda la guerra, las tropas al mando del sanguinario Cabrera. 

- El 24 de agosto de 1837, tuvo lugar una cruenta batalla en los términos municipales de Herrera de los Navarros y del Villar de los Navarros en la provincia de Zaragoza. El resultado fue una importante victoria para el bando carlista, que, aunque sufrió alrededor de 400 bajas, produjo otras tantas en el bando isabelino, sumando otros más de 400 heridos y haciendo más de 2000 prisioneros, de los cuales más de 400 eran quintos del 36, y los enrolaron forzados en las tropas carlistas. Por el bando leal comandaron la batalla Marcelino Oraá y José de Buerens. Por el bando carlista dirigían el ejército el propio pretendiente al trono Carlos María Isidro de Borbón y Vicente González Moreno, ambos alojados en pueblo de Villar de los Navarros.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic): 

(Documento 1º, fechado en el año 1838): 1.° DE ABRIL DE 1838: DIARIO MANUSCRITO DE LOS PADECIMIENTOS SUFRIDOS POR LOS PRISIONEROS DE LA ACCIÓN DE HERRERA” ESCRITO POR EL SUBTENIENTE DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA DE CÓRDOBA, JUAN MANUEL MARTÍN.  

AÑO 1838: Correo nacional (Madrid). Domingo 29/4/1838. GUERRA CIVIL. Diario de los padecimientos sufridos por los prisioneros de la acción de herrera, dedicado a su S. M. La Reina Gobernadora.

Señora: Los que tienen un corazón castellano no pueden olvidar jamás a la que es la Madre de su Reina: el fuego de los combates y los infortunios todos, no entibian el amor que profesan a S. M. los oficiales del ejército español. Prueba será de ello el que suscribe, que, acosado por la desgracia en poder de un bando sanguinario, y no siéndole posible esgrimir la espada que le habían arrancado, determinó escribir esta narración porque llegase un día a sus reales manos. Este día ha llegado: el canje que tuvo efecto el día 26 de marzo (de 1838), me ha devuelto mi libertad, y como primera muestra de ella, dirijo a mi Reina y Señora este diario, y le ofrezco de nuevo mí vida que juro consagrar a su defensa. Valencia 1.° de abril de 1838.

- AÑO DE 1837. AGOSTO (de 1837).

- Señora: Juan Manuel Martin, subteniente del regimiento infantería de Córdoba 10 de línea. En la madrugada del 24 de agosto emprendimos movimiento sobre el pueblo de Herrera, a la vista del cual se presentaron las avanzadas enemigas, rompiendo el fuego con las descubiertas de nuestra caballería. 

- Desde las diez de la mañana se fue persiguiendo a las fuerzas que se presentaron, y encontrándose en los campos del Villar de los Navarros, fueron reforzadas por algunos batallones más, a cuya cabeza se hallaba el pretendido rey. Todas estas fuerzas reunían el número de 14.000 infantes, más de 1.000 caballos y cuatro piezas de artillería, que nunca se la habíamos conocido. Emprendieron una retirada falsa; y cuando conocieron estar en terreno a propósito para ellos, nos presentaron la batalla, y aunque nos excedían de un doble en número no se vaciló el admitirla; pues sin duda el general Buerens, creyendo a la división de Oráa inmediata, y no desmereciendo nunca de su acreditado valor, no dudó un momento en atacarles. Mas habiéndose extendido demasiado la línea por el terreno tan escabroso, y teniendo que entrar todas las fuerzas en fuego, unido a no tener columna de reserva que nos protegiese, fue causa de que el enemigo arrollara nuestra izquierda, y que luego nos acometiese por todas partes.

- Los batallones del Príncipe, Córdoba y la Guardia empezaron a retirar formando el cuadro, y se resistieron con decisión de varias cargas dadas por la caballería.

- La columna de cazadores, batallón del 6° y guerrillas de las compañías de fusileros, con las del provincial de Ávila y Almansa, se resistieron con valor hasta concluir con las municiones, llegándose a tirar a tiro de pistola; pero avanzando sus masas a la bayoneta, protegidos por su mucha caballería, nos obligó a poner en una completa dispersión, arrollándonos el enemigo a discreción: de lo que resultó caer prisioneros el brigadier D. Ramon Solano, 84 oficiales, 60 sargentos y sobre 1.500 soldados, de los cuales a los de la quinta del 36 les hicieron tomar las armas como a unos 400.

- Fuimos conducidos aquella noche a Herrera y Villar de los Navarros, en cuyos caminos nos despojaron de nuestras ropas y dinero, dejándonos enteramente en cueros.

25. Salimos del Villar escoltados por el 3º de Castilla, y al pasar por el pueblo de Blesa, compadecido su vecindario de nuestra miseria y desnudez, nos proporcionó un gran rancho de pan y chocolate, y algunos zapatos viejos: dormimos en Minuesa en una capilla, donde estuvimos hasta que en la mañana siguiente nos unimos a los demás oficiales, que estuvieron en una casa. En este pueblo murió el general faccioso Quilez.

26. En este mismo pueblo se nos entregó al 5.º de Aragón, mandado por D. Pablo Aznar (el Cojo), y salimos para Oliete, donde dormimos.

27. Salimos de Oliete a las cuatro de la mañana, y dormimos en Julbe (actual Ejulbe).

28. Desde Julbe salimos para Víllarluengo, donde nos recibió la junta ficciosa, profiriendo algunas expresiones insultantes, y dormimos en dicho pueblo.

29. Descansamos en Villarluengo: nada bubo de particular.

30. Salimos para Cantavieja, donde permanecimos hasta 1. ° de setiembre.

31. Subsistimos sin novedad.

- SETIEMBRE (de 1837).

1.º Retrocedimos de Cantavieja a Villarluengo, alejándonos en el mismo edificio, y la tropa en un convento. Durante nueve días que permanecimos en este pueblo, dormimos en el duro suelo, sin recibir más raciones que media de pan diaria.

2. Desde este día al nueve inclusive no ocurrió más novedad que la ya expresada.

10. Volvimos para Cantavieja. siendo conducidos al castillo de este pueblo, donde permanecimos hasta el 24, que se nos trasladó a la cárcel pública, donde se nos encerró rígidamente, sin permitir para nada la salida.

27. En los días que transcurrieron hasta este, no hubo cosa particular. La ciudad de Teruel, a invitación de su jefe político, nos remitió en este día una porción de camisas, hilas y vendas.

- OCTUBRE (de 1837).

3. Desde el 27 hasta este día no recibimos más que insultos. De Teruel se nos remitieron bastantes mantas.

15. La voz que se llegó a hacer pública de que el general Oráa trataba de sitiar a Cantavieja, obligó a los facciosos a llevarnos con dirección a los puertos de Beceite, pernoctando este día en Alocao (actual Olocau del Rey).

16. Salimos de Alocao para Luco, donde descansamos a medio día; se nos dio medía ración de pan, y fuimos a dormir a Santa-Olea.

17. De Santa-Olea marchamos para las Parras, donde hicimos noche: se reunieron los soldados que habían quedado en Villarluengo, y por el 5.º batallón de Aragón, que estaba a las órdenes de D. Juan Pellicer, fue relevada la fuerza que nos escoltaba.

18. Salimos para Monroyo, donde hicimos noche.

19. Marchamos a Peñaroya, donde hicimos noche.

20. Salimos de Peñaroya para Valderobles, quedando en aquel pueblo algunos oficiales acometidos del tifus: al llegar a Valderobles se desarrolló de tal modo esta enfermedad, que infinidad de oficiales fueron acometidos en este día; yo fui otro de ellos, y estuve a las puertas de la muerte. En uno de los días de mí delirio entraron en la habitación algunos voluntarios y nos robaron lo que pudieron; sin embargo, con la buena asistencia de los físicos del pueblo, me libré de la muerte. Murieron el coronel del Príncipe y el teniente Moreno del 6.º. Permanecieron en este pueblo los enfermos, y los buenos hasta el 25.

25. Quedamos en Valderobles 34 oficiales enfermos, y los buenos salieron para Arnés, pueblo de Cataluña.

- NOVIEMBRE (de 1837).

1.º Salimos de Arnes para Orta, siendo tratados sin consideración, y tomando media ración miserable cuando la daban.

10. Murió el oficial D. Luis Mediero, del provincial de Ávila. El mismo día a las once de la noche nos hicieron salir atropelladamente, sin consentir aun que nos vistiéramos, y sin permitirnos recoger la triste manta, única cama. No se dieron bagajes para los enfermos que había, de modo que los oficiales buenos fueron conducidos hacia Beceite y algunos oficiales que había en Ames enfermos fueron conducidos a Valderobles. Al teniente Malo, del 6.° ligero, y a D. Ramón Alcalde, juez de primera instancia del partido de Híjar, no se sabe dónde les condujeron: según la voz general, fueron asesinados por los mismos voluntarios que los conducían, demostrándolo las prendas que tenían, y vimos puestas a los facciosos. También fue robada y maltratada cruelmente la esposa del difunto Mediero, que hasta la última hora de la muerte asistió a su esposo, y sufrió todos los trabajos que pasó aquel desgraciado.

11. Fueron conducidos a unas masadas, y en la noche anterior y en este día fueron fusilados más de 40 soldados, que debilitados por el hambre no podían andar: nosotros maltratados y colmados de insultos, estuvimos en las masadas todo el día hasta las nueve de la noche, que salimos a parar a una venta separada del camino de Beceite.

12. Los oficiales enfermos que estábamos en el hospital de Valderobles salimos para Beceite, en la madrugada de este día llegaron nuestros soldados a Valderobles, y daba horror el verlos, pues más parecían espectros que hombres. Los encaminaron a cosa de las ocho de la mañana por Beceite, y los oficiales enfermos los seguimos a poco rato: el estado nuestro era el más crítico que podía darse; nos hicieron levantar de la cama, y sin tomar alimento, la mayor parte en más de veinte días, nos hicieron marchar a paso acelerado, amenazando con la muerte al que se quedase atrás. Estas insinuaciones, y el encontrar a cada paso en el camino cadáveres bañándose en su sangre, de los soldados que nos precedían, nos hicieron sacar fuerzas de flaqueza, y llegamos a Beceite a las once de la mañana, donde nos incorporamos con los demás oficiales. Nos metieron en el juego de pelota, y a la tropa en una casa medio arruinada: al anochecer nos trasladaron a una casita muy reducida, y se nos dio media ración de pan.

13. Seguimos sin más novedad que la falta de raciones.

14. Desde este día empezamos a ser socorridos la clase de oficiales con media ración, y algunos días nada; pero la desgraciada tropa ni aun esta pequeñez recibía, por lo que empezó a hacer sus efectos el hambre y el frío, muriendo cada día de 8 a 10 soldados cuando menos.

15. Nada hubo de particular.

25. Desde el 15 hasta hoy no ocurrió más novedad que la misma mortandad de tropa, y en este día se recibieron 3.000 rs. que la generosa y benemérita guarnición y Milicia nacional de Tortosa remitió para la clase de oficiales, tocando 37 reales a cada individuo.

- DICIEMBRE (de 1837).

1.° Del 25 hasta hoy nada hubo, sino la mortandad de tropa, que había día, de 12 y 14 (soldados fallecidos); y en este día se nos trasladó a una casa situada en la plaza, fortificando esta y sus avenidas para caso de sorpresa.

4. Hasta este día nada hubo, pero fue horrorosa la mortandad de soldados, que hacía más de doce días no tomaban ración de pan. Tal era su hambre, miseria y maltrato, que ni aun leña les daban para guisar, como medía libra de patatas, que era su única ración, y se las comían crudas: se vieron obligados a quitar las vigas del techo donde habitaban, quedándose sin remedio expuestos a toda intemperie, de cuyas resultas, saliendo al balcón a implorar de los vecinos algunos socorros, se desplomó este, resultando 15 muertos y muchos estropeados.

7. Sigue la misma mortandad; pero se hundió un piso de la casa donde estaba la infeliz tropa, y entre muertos y heridos se desgraciaron más de 50 hombres,

10. Se recibieron de Alcañiz 306 mantas bien malas, que se repartieron a la tropa.

14. Del 10 hasta hoy nada hubo de particular. En este dio se recibieron algunas prendas casi inservibles de Tortosa, pero que nos hicieron muy al caso.

19. Hasta este día nada más sino la mortandad diaria: hoy se recibió oficio de Cabrera anunciándonos que nuestro canje estaba concertado, y exigiendo a Pellicer nos racionase lo mejor posible; pero sin embargo continuamos con la media ración.

21. Del 19 hasta este día sigue la mortandad de tropa.

27. En los días anteriores continuó lo misma mortandad de tropa, y siempre media ración.

28. Este dio no recibimos ración alguna, y la mortandad de soldados, llegó hasta 22 hombres. Tal era el hambre, la miseria y desnudez, que al que tenía un selo ochavo le asesinaban por quitárselo: sí algún soldado salía a trabajar a las obras de fortificación, recogía los huesos que encontraba por las calles, y molidos con una piedra se los comían. Llegó a tal extremo la necesidad, que ocultaban los cadáveres de sus compañeros, y se comían sus carnes asadas a la luz de los candiles. ¡¡¡ He aquí el estado de los desdichados prisioneros de Herrera !!!.

- La historia nos cuenta los padecimientos de los antiguos héroes, mártires hubo, en las sangrientas guerras de la España; pero ¿habrá habido quien haya sufrido lo que los héroes de Espartero han padecido en esto prisión ?. No, no es posible: mi pluma, tiembla al escribirlo; pero aun estas atrocidades no son bastantes para hacernos vacilar: sobre los cadáveres de nuestros compañeros de armas juramos de nuevo sacrificarnos y pelear en defensa de nuestra Reina y adorada patria.

29. En este día se nos dio una quinta parte de ración, y la mortandad de tropa fue como el día anterior. La ciudad de Teruel, a invitación de su benemérito jefe político, remitió 2000 reales, que su vecindad reunió para nuestro alivio, y se repartieron a todas las clases.

30. Cuarta parte de ración: continúa la mortandad en la clase de tropa. La oficialidad del regimiento provincial de Badajoz, de guarnición en Tortosa, remitió 2.000 reales para socorro nuestro, repartiéndose a todas las clases. El agradecimiento será eterno, y nuestros corazones se enajenaron al ver que no nos olvidan nuestros compañeros de armas.

31. No se nos dio ración alguna; los muertos subieron a 13; y habiendo indagado qué número de tropa existía en el depósito, supimos que apenas llegaban a 500 hombres, lo que nos demostró que cerca de 600 habían sido ya víctimas de nuestra desgraciada situación.

AÑO DE 1838.

- ENERO (de 1838).

1. ° En este día se nos dio media ración. La mortandad de soldados subió a 25, y los que existen no son ya hombres sino cadáveres No se conocen unos a otros; no hay humanidad entre ellos; han perdido su sentido común, y casi se mueven como por máquina: en fin, el depósito de tropa se parece en un todo al ejército de Napoleón en la campaña de Rusia. La clase de oficiales y sargentos lo paso menos mal, en atención a los recursos que cada uno por sí puede recibir de su casa; pero la rigidez con que se nos trata no es de prisioneros de guerra, sino como si fuésemos, asesinos.

2. Continua la mortandad en la clase de tropa en número excesivo, y no se nos dio ración.

3. Hoy murieron 22 soldados, y se nos dio una cuarta, parte de ración.

4. No se nos dio ración alguna, y la mortandad fue horrorosa. El hambre les obligó a convertirse en fieras, arrojándose sobre los cadáveres de sus compañeros, y cortándoles sus carnes se las comían crudas; sus cabezas fueron machacadas y extraídos los sesos, y he aquí, a los defensores de la patria convertidos en lobos carniceros. ¡¡¡ Quince días hacía que no recibían ración alguna !!!.

5 . Cuarta parte de ración: murieron 14 soldados y se encontraron 2 cadáveres casi descarnados.

6. Los anales de la historia deben contar este día por lo horroroso; la mortandad subió a 30 soldados, que la noche, anterior fueron muertos a palos porque pedían que comer, llegando a tal extremo su necesidad que ya comían los cadáveres de sus compañeros como si fuera parte de ración.

- Los infames que los custodian encuentran los cadáveres descarnados, y acusándoles de inhumanos o irreligiosos, fusilan 9 infelices que a voces lo solicitaban: todos ansían morir, pero ni aun esto se les concede por ahora; solo sí, hacerlos padecer lentamente, y en sus últimas angustias aun piden venganza a los compañeros que sobreviven.

- Prisioneros ha habido en el trascurso de esta sangrienta lucha; pero ¿quién habrá padecido lo que los prisioneros de Herrera?.

- Nosotros nos sacrificamos por la patria; ¡¡¡ pero esta cómo nos recompensa!!!; ¡O mi Reina!, es seguro no llegan a tus oídos los padecimientos de tus defensores, pues tu magnánimo corazón no podría mirar sin compasión tantas víctimas inmoladas al capricho de los malvados.

7. Murieron 5 soldados, y se les mudó a mejor casa, aunque reducida.

8. La mortandad llegó a 9 (fallecidos) incluso un sargento, y se nos dio media ración.

9. Ración como la anterior, y murieron nueve soldados.

10. La mortandad subió a 14 soldados, y no se nos dio ración.

11, 12 y 13. Murieron de 8 a 9 soldados diariamente, y se nos dio media ración.

16. Desde el 13 hasta hoy murieron 15 soldados, y apenas se nos daban 3 onzas de harina de ración. En este día fue llamado por Cabrera el señor brigadier Solano, el que marchó a Cretas a verse con él para tratar del canje.

20. Del 16 al 20 sigue la misma mortandad, y sin raciones.

25. Del 20 hasta hoy murieron de 8 a 10 soldados diariamente. La falta de raciones llegó al extremo, y apenas se nos daban 2 onzas de arroz o patatas de ración; tanto, que muchos oficiales, debilitados por tan escaso alimento, tuvieron que tumbarse, pues ya no tenían suficientes fuerzas para estar en pie. El que no tenía recursos de su casa, porque solo dependía de su espada, pasaba días muy tristes; solía faltarnos el pan por espacio de ocho días; y esta ración consistía en 3 onzas de salvado y panizo; pero la infeliz tropa ni aun esto: solo tomaban una patata de ración, y el pan podría graduarse por 2 onzas cada veinte días. Los viles que nos escoltan se congratulan en esto. Porque creen ver morir a los que dicen no tiene religión. ¡¡¡ Bárbaros !!!...¿Y ellos la conocen?, ¿Y defienden el altar y el trono, como dicen?, ¡¡¡Desdichados!!!, ¿Creéis que no llegara el día de vuestra desgracia?... Si llegara, la sangre de 700 soldados, siempre estará humeante y pidiendo venganza contra sus asesinos, el pueblo de Beceite es buen testigo de vuestras atrocidades.

31. Del 25 hasta hoy sigue la misma escasez de raciones y la mortandad de soldados: puede también graduarse de 8 a 10 soldados diariamente, habiendo llegado el día 28 a 16 los muertos.

Febrero.

1.º Salimos de Beceite para Peñaroya, y llegados a este punto se nos dio media ración de pan. Los soldados quedaron en Beceite hasta el día siguiente.

2. Permanecimos en dicho pueblo. La tropa que había quedado en Beceíte fue conducida a este punto; pero tal era su desgracia, que hasta el cielo parece se conjuraba contra ellos. Fue tanto el frío y hielo de este día, que los infelices, debilitados por el hambre, y desnudos enteramente quedaban a cada paso arrecidos en el camino, y los bárbaros que los conducen fusilan al que no puede seguir. Veinte desgraciados fueron víctimas del furor de sus asesinos.

5. Mucha escasez de raciones. La mortandad de tropa ya no pasa de tres a cuatro diariamente; pero ¡¡¡sí ya solo existen 200 hombres en el depósito de tropa!!!...

6. Se recibieron 5.000 reales que la Guardia nacional y vecindario de Barcelona reunió para socorrernos, y se repartió a todas las clases. Se trató de dar a la tropa un rancho diario hasta que se concluyeran los recursos, y se empezó a verificar en este día. Había llegado tan a su colmo el hambre de los soldados que quedaban, que parecían ya fieras: no conocían a sus oficiales, no pensaban en nada más que en pedir pan: sí los comisionados tenían pan en la mano para repartirlo, se abalanzaban a ellos, y aun cuando levantaban el palo para amedrantarlos, se hacían insensibles a todo.

9. Murió un soldado, y se nos dio medía ración de patatas. A las diez de la noche se nos comunicó orden para marchar el día siguiente los oficiales a Morella, y la clase de tropa a Vinaroz, unos y otros para ser canjeados; y por primera vez, en cerca de seis meses, empezamos a disfrutar algunas horas de gozo, deseando amaneciese el día siguiente, que muy distante estábamos de creer fuera tan aciago.

10. A las diez de la mañana salimos de Peñaroya los oficiales y nos dirigimos a Morella. Era tal nuestra alegría, que a pesar de ser el camino largo nadie se cansaba: todos cantaban, todos se abrazaban unos a otros, y aun las lágrimas se saltaban de gozó, creyendo ya encontrar en breve la felicidad que apetecíamos; hasta los mismos que nos escoltan consienten nuestros regocijos, y se entregan a la alegría, esperanzados también de abrazar en breve a sus compañeros, que habían de canjearse con nosotros. Llegamos a Morella, y sabemos que el día anterior marcharon a canjearse 9 oficiales, entre ellos 7 de la guarnición de aquella plaza, que hacía solo veinte días que estaban prisioneros. Al siguiente día 11, después de darnos dos raciones de pan, emprendimos la marcha otra vez a Cantavieja, pueblo que su nombre aterra, por ser donde Cabrera y sus satélites cometen sus mayores crímenes, y donde yacen sumergidos bajo el peso de la cadena, y en oscuros calabozos, infinidad de hombres libres, ¡¡¡ Cuan diferente era nuestra situación a la del día anterior !!!! Caminábamos despacio, no se oía una sola expresión de gozo, y pernoctamos en el Orcajo.

12. Comimos en la Mata, último pueblo de Valencia, y pernoctamos en Mirambell.

13. Salimos a las nueve para Cantavieja, donde llegamos á las doce de la mañana, y se nos dio media ración de pan.

14. Nada hubo de particular, y se nos dio media ración de pan y carne. En este día nos visitó el gobernador de aquella plaza D. Martín de Gracia, y nos ofreció cuantos recursos fueran necesarios para hacer más llevadera nuestra triste situación; y basta el 28 seguimos tomando media ración de pan y carne; también se nos permitieron dos horas para tomar el sol en la plaza.

MARZO (de 1838).

1.° Desde este día al nueve no nos faltó nuestra media ración, como en el mes anterior.

9. Hoy se nos comunicó orden por Gaeta, ayudante de Cabrera, para marchar al día siguiente al canje de Segorbe, 2 capitanes, 4 tenientes, 29 subtenientes y 2 oficiales más de cada clase, de suplentes. Esta noticia no dejó de causar alguna conmoción. Todos los semblantes estaban tétricos y taciturnos, y nadie encontraba esta noche el placer que semejante noticia debía causar. Solo la idea de tener que dejar, aunque por breves días, a 40 oficiales compañeros fieles de desgracia, abandonados y expuestos siempre a perder sus vidas o pasar los días más melancólicos, nos hacía estremecer, y sentíamos el momento de la despedida como sí unos y otros fuéramos a ser conducidos a un destierro donde jamás volveríamos a vernos.

10. Desde la madrugada de este día todos nos abrazábamos y derramábamos copiosas lágrimas por nuestra separación; habíamos sufrido juntos seis meses de continuas desgracias, y unos a otros nos animábamos y consolábamos en ella hasta el extremo de vender caras nuestras vidas defendiéndonos mutuamente, si por desgracia peligrasen. El saber que dentro de pocos días disfrutaríamos de felicidad, y ellos quedaban encerrados y mezclados entre asesinos, que con el ruido de sus grillos hacían más horrorosa aquella mansión, nos causaba aún más sentimiento, y al darnos los brazos volvíamos los rostros para hacer menos sensible este paso. Hasta los que se hallaban en otras habitaciones, y venían a vernos, les causó la mayor sensación. Salimos a las diez de la mañana y fuimos a comer a la Iglesuela, y pernoctamos en Villafranca del Cid.

11. Fuimos a comer a Benasal, y a pernoctar al pueblo Adzaneta, donde nos alojaron, y fue el primer día que empezamos a disfrutar de buena cama.

12. Salimos para Alcora, donde pernoctamos, y se nos alojó también en buenas casas.

13. Comimos en Rivesalbes, y pernoctamos en Suera-baja, alojándonos como el día anterior.

14. De Suera, por los pueblos de Peritandús y Beo, pasamos a la Alcudia, donde pernoctamos alojados.

15. Salimos de la Alcudia para Algimia de Almonacid, donde pernoctamos.

16. En este día llegaron a la Algimia los sargentos y soldados nuestros que desde su salida de Peñaroya estuvieron en el pueblo de Toda (actual Toga), donde suministrándoles un rancho diario, unido a los recursos que da Castellón y Segorbe recibieron algunos, pudieron salvarse los restos de los desgraciados de Herrera. En este día debía haberse efectuarlo el canje de todos; pero por no estar prontos para este acto los prisioneros que habían de verificarlo con nosotros, solo marcharon 2 cadetes, 22 sargentos y 62 soldados, cuyo canje se realizó en Segorbe. Se nos mudó de alojamiento, alojándonos en el centro de la plaza, privándonos de la libertad que los días anteriores disfrutamos. No dejó do causarnos alguna sorpresa esta determinación; y en efecto, parece que Cabrera no quería canjear al brigadier Solano por Miranda, y sí solicitaba fuese por Tallada. Al día siguiente volvimos atrás, y aun parecía que se tenía más vigilancia para escoltarnos.

17. Salimos de la Algimia y pernoctamos en Villamalur, alojándonos, aunque más reducidos, donde se nos dijo que todavía se tardaría algunos días en verificar el canje, pues se aguardaba la contestación del general Oráa para efecto.

18. Descansamos en Villamalur hasta el 20.

20. Salimos de Villamalur y pararnos a comer en Ta|es. En este pueblo corrió la voz de que se había fusilado a Tallada, que no dejó de causarnos alguna sensación, en atención a que nuestras vidas estaban a disposición del monstruo Cabrera. Con motivo de acercarse la columna de Borso a levantar el sitio que Cabrera tenía puesto a Lucena, hizo poner en retirada a la facción que se hallaba en Tales y Onda, y seguimos también este movimiento, pernoctando en Rivesalbes. Esta noche todo eran conjeturas, y mil ideas tristes se agolpaban a la imaginación; ya creíamos volver otra vez a Cantavieja. Hubiéramos muy bien podido sustraernos la mayor parte del poder de nuestros guardas; pero el compromiso, la palabra de honor, y lo que pudieran padecer nuestros compañeros, nos hacían superior a todo, y esperábamos el porvenir con la mayor serenidad; los prisioneros de Herrera conocieron la desgracia, jamás la infamia.

21. De Rivesalbes salimos para Suera, donde pernoctamos, y a las nueve de la noche se recibió oficio del general Oráa para verificar el canje.

22. Salimos para Gaíbiel, distante tres horas de Segorbe, donde pernoctamos, y se recibió oficio del gobernador de Segorbe para que permaneciéramos en este punto, seguro de que sería respetado.

24. Permanecimos sin novedad, y hoy se cumplen siete meses de aflicción y desgracias.

25. Se recibió oficio del señor gobernador de Segorbe Hoxolm, para que al día siguiente a las seis de la mañana emprendiéramos el movimiento para el pueblo de Navajas, donde se verificaría el canje; pero como Cabrera tenía oficiado á su ayudante Gaeta para que el brigadier Solano no se canjease, habiendo marchado enfermo dicho ayudante, comisionado para nuestro canje, y encargado de nuestra custodia a otro de su misma clase llamado García, este ofició a Gaetá pidiéndole explicaciones sobre el canje del brigadier. A las seis de la tarde de este día entraron en Gaíbiel dos compañías facciosas.

26. A las tres de la mañana de este día sentimos el toque de marcha granadera, cuya señal era para prepararse, y sin poder acertar sí sería para marchar a Segorbe, nos vestimos con precipitación a dicho toque; pero luego se dijo que no era para los prisioneros, y si para dos compañías que marchaban por raciones.

- Los infames, validos de que mientras permaneciésemos allí, el pueblo seria respetado por nuestras tropas, introducen de noche dos compañías más en el pueblo, con el objeto de que saliendo a media noche puedan robar y extraer de las inmediaciones de Segorbe raciones y dinero; más al valiente Mañez, jefe de una pequeña columna de cuerpos francos, no se lo escapa semejante infamia, y saliendo con parle de la guarnición de aquella ciudad, encontró al enemigo y le acometió con la mayor intrepidez. Nosotros estábamos ignorantes de semejante caso, aguardando contestase Gaeta favorablemente sobre el canje del brigadier; y en efecto a las ocho se recibió el oficio, que felizmente decía se canjease. A las nueve de la mañana salimos de Gaíbiel y nos dirigimos a Segorbe, y en el camino todos nos entregamos a la alegría, pero no aun sin recelo de que todavía tuviéramos algún contratiempo. Así fue; como a la mitad del camino, nos hallamos casi en medio del fuego que unos y otros hacían, y se nos metió en un barranco temerosos de que Mañez nos rescatase, y estuvo en muy poco que no nos volvieran atrás.

- El brigadier Solano pudo persuadir al ayudante de Cabrera, y marchó a Segorbe en unión de D. José Rajor, teniente de rey de Gerona, para verse con Hoxolm, y en el momento se retiraron unos y otros; habiendo resultado por nuestra parte la pérdida de un soldado muerto y dos heridos.

- Ya divisábamos los muros de Segorbe; su vista nos causaba la mayor agitación, y nuestros corazones palpitaban de gozo al ver tan cerca las puertas de nuestra felicidad. El sonido del clarín y las cajas de nuestras tropas resonaban en nuestros oídos, y veíamos con placer la masa que salía hacia el llano donde debía verificarse el canje. Las banderolas de nuestra caballería, movidas por un céfiro blando, ondeaban en aquellos campos formando la mayor armonía, y al hermoso sol que este día nos acompañaba, relumbraba el acero brillante de sus lanzas, haciendo un contraste tan sin igual, para los desdichados que en siete meses y dos días no habían visto nada de esto, que les parecía aún más grandioso este acto solemne.

- Hicimos movimiento, y llegados al pueblo de Navajas nos estaban esperando ya unos cuantos lanceros del 4.° de ligeros, que abriendo calle siguieron la marcha. A la vista de nuestros soldados todos llorábamos de gozo; pero aun reparábamos que nuestros asesinos nos rodeaban, y no nos podíamos ensanchar como queríamos. Un gentío numeroso que de Segorhe y los pueblos inmediatos salían a vernos, nos obstruía el paso, y todo el mundo compadecía a los prisioneros de Herrera. Verificado el canje, no nos hallábamos de puro gozo; todos nos abrazaban, y todos se amotinaban a saber nuestras desgracias, estremeciéndose horrorizados.

- Entramos por fin en la ciudad acompañados de su digno gobernador Hoxolm, y de la oficialidad del regimiento provincial de Santiago, de guarnición en la misma; y este paso hacia un contraste puramente patriota y entusiasta.

- Los oficiales de la guarnición y ejército mezclados entre nosotros, que la mayor parte veníamos llenos de andrajos, paseamos las calles del pueblo con el mayor entusiasmo y agarrados del brazo. Seguidamente entramos en el palacio del gobernador, donde de antemano estaba preparada una brillante mesa, que servida por los dignos compañeros que nos obsequiaban, hacían los manjares aún más delicados. Todo esto unido a los dulces sonidos de la música, que entonaba los himnos de nuestras glorías, nos parecía que habíamos descendido del centro de las cavernas más horribles a un paraíso lleno de felicidades.

- Después de la comida, que fue espléndida, nos sacaron por las calles de la ciudad precedidos de la música, y casi nos conducían en triunfo entonando himnos patrióticos, y repitiendo algunos tristes versos que en nuestra prisión habíamos compuesto. En el café de esta ciudad y principal, se nos sirvieron abundantes refrescos, donde una bel…dad, decidida entusiasta de su patria, desde el balcón nos arrojó infinidad de dulces de todas clases. La fiesta duró hasta las diez de la noche, comunicándonos la orden para marchar al día siguiente a Murviedro. Quisiéramos haber podido expresar a nuestros dignos compañeros de armas el agradecimiento y gratitud; pero la premura de nuestra marcha no lo permitió. No dudéis, pues, amados compañeros, que vuestra memoria siempre estará grabada en nuestros corazones, y que nos contemplaremos dichosos si aceptáis en prueba de la amistad y reconocimiento las muestras que de ello os dimos mientras permanecimos juntos.

27. Salimos de Segorbe para Murviedro, proporcionándonos carros para hacer la marcha con toda comodidad. Como a las cuatro de la tarde estábamos ya frente al castillo de dicho pueblo, donde salió a recibirnos el teniente general D. Marcelino Oráa, y el mariscal de campo don Froilán Méndez de Vigo, acompañado de su estado mayor, y seguidamente ambos generales y jefes nos hicieron admitir su mesa.

- Para evitar toda duda sobre la exactitud de este diario que precede, le firmamos los compañeros de desgracia del autor, hechos prisioneros y canjeados en el mismo día.

- Capitanes: D. Antonio Molina. — D. Bernardo Majenis.

- Tenientes: D. Manuel Michelena. — D. Benito Carbajales. — D. José Coll. — D. Miguel Rosell.— D. Francisco Lloret. — D. Felipe Aparicio. — D. Pedro Navas. — D. Antonio Castro. — D. Antonio González. — D . Victoriano Ametller.

- Subtenientes: D. Luis Pujol. — D. Alejandro Pujol. — D. Pablo Salazar. — D. Gaspar Calderón.— Don Lorenzo Lanxa. — D. Francisco Pérez Canal. — D. Bernardo de la Muela. — D. Álvaro de Luna. — D. Francisco Rodríguez Castro. — D. Juan Rodríguez. — D. Bautista Fernández. — D. Dimas Martínez.— D. Nicolás Fierro. — D. Lorenzo Ponte. — D. Pedro Tauste. — D. Mariano Jaime del Pozo. — D. Ramon López. — D. Manuel Rodríguez.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

RACIÓN QUE DABAN EN BECEITE A LOS SOLDADOS DE TROPA PRISIONEROS: Una patata cruda de ración al día, y muchos días nada.

COMPARACIÓN CON LAS RACIONES DEL EJÉRCITO PARA UN DÍA DE ETAPA: En el siglo XIX, la alimentación de los ejércitos era un desafío complejo. Las raciones de etapa, destinadas a los soldados durante sus desplazamientos y campañas, eran de mala calidad y escasas de cantidad. A menudo, las divisiones enteras pasaban días sin pan, lo que afectaba gravemente a la salud de los militares. Estas raciones de etapa solían incluir: 24 onzas de pan ordinario o 18 de bizcocho; 8 onzas de carne fresca o salada; 6 onzas de tocino salado; 1 onza de arroz; 2 onzas de legumbres; 1/2 o 1/4 de pinta de vino para cuatro soldados; 1 libra de sal para 30 soldados.

MILITARES CARLISTAS: Cabrera, Gaetá, Pablo Aznar (el Cojo), Juan Pellicer, 

PUEBLOS CITADOS QUE RECORRIERON LA COMITIVA DE PRISIONEROS Y SUS GUARDIANES CARCELEROS DEL 5º BATALLÓN DE ARAGÓN AL MANDO DE JUAN PELLICER:

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO FOTO-IMAGEN: 

Fotografías cedidas por J. E. Prades Bel.





viernes, 2 de febrero de 2024

"AÑO 1838: LAS CAUSAS DE LOGÍSTICA QUE MODULARON LA VOLUNTAD DEL GENERAL ORÁA AL MANDO DEL EJÉRCITO DEL CENTRO, PARA LEVANTAR EL ASEDIO A LA CAPITAL CARLISTA DE MORELLA".

GENTES, COSTUMBRES, FOLCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DEL TERRITORIO DEL MAESTRAZGO HISTÓRICO DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:

EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....

Por: JUAN E. PRADES BEL, autor de los proyectos: "RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR"; “ESPIGOLANT CULTURA: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades"; y otros.

(Proyecto): "DATOS PARA LA HISTORIA DE LA PRIMERA GUERRA CARLISTA 1833-1840. FRENTES DE ARAGÓN, EBRO, MAESTRAZGO Y VALENCIA".

"AÑO 1838: LOS PROBLEMAS DE LOGÍSTICA, QUE INCIDIERON EN LA VOLUNTAD DEL GENERAL ORÁA AL MANDO DEL EJÉRCITO DEL CENTRO, PARA LEVANTAR EL CERCO Y DAR POR FINALIZADO EL ASEDIO A LA CAPITAL CARLISTA DE MORELLA RENUNCIANDO A TAN ANSIADA CONQUISTA". 

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN TEMÁTICA: La ciudad de Morella fue conquistada por el ejército carlista de Ramón Cabrera el 26 de enero del año 1838, convirtiendo a Morella en la capital carlista del territorio controlado por el general Cabrera hasta el año 1840. El 24 de julio del año 1838, un poderoso ejército compuesto de 23 batallones, 12 escuadrones, 25 piezas de artillería y algunas compañías de ingenieros, al mando del general Marcelino Oráa, se ponía en marcha para establecer el cerco de asedio y conquista a Morella. El 29 de julio quedaba establecido el cerco, en el que participaban más de 20.000 soldados, 2000 caballos y 18 piezas de artillería. Cabrera mandó enarbolar en su castillo la bandera negra con la calavera en paño blanco flanqueada por un sable y una palma. Los sitiadores y los sitiados comprendieron el significado de esta señal terrible de guerra a muerte. El día 18 de agosto de 1838, tras oír en Consejo la opinión de sus generales y jefes, el general Oráa, sin víveres y sin esperanzas de éxito, da la orden de emprender la retirada hacia Alcañiz, levantando el sitio y afrontando la humillación de no haber podido tomar la plaza tan bravamente defendida por un número muy inferior de defensores carlistas. Los liberales dejaron en la intentona cerca de 2000 hombres entre muertos y heridos alrededor de las murallas de Morella. La prensa europea se hizo eco de la hazaña de Cabrera, cuyo nombre se rodeó de una aureola de leyenda y morbosa curiosidad. El fracaso del sitio de Morella provocó una crisis ministerial en Madrid, de la que dan buena cuenta los diarios de sesiones de las Cortes de la época, y el gobierno decidió la sustitución del general Oráa por el mariscal de campo D. Antonio Van Halen al frente del ejército del Centro. A continuación, el pronunciamiento y explicaciones de D. Marcelino Oraá sobre la frustrada conquista de Morella. 

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic): 

(Documento 1º, fechado en el año 1838):   

AÑO 1838. EL FRUSTRADO SITIO DE MORELLA.  Madrid 6 de Diciembre.- Discurso pronunciado por el Senador D. Marcelino Oraá en la sesión del 30 de Noviembre de 1838.

Gaceta de Madrid: núm. 1481, de 06/12/1838, páginas 3 a 4. MADRID 6 DE DICIEMBRE. Discurso pronunciado por el Senador D. Marcelino Oráa en la sesión del 30 de Noviembre (de 1838):

- ”Señores, apuradas las heces de la amargura en cinco años de infortunios que me han sobrevenido, sacrificando los restos de mi existencia á la Patria y á la Reina, me ocupaba, entre los cuidados que exige la única prenda (que respetara el fuego rebelde y el asesino) en formar y publicar una memoria documentada que justificase mi comportamiento en Morella, para rectificar la opinión pública, que extraviada por la ignorancia y mala fe, ha puesto en duda mi reputación militar, adquirida en más de cien combates y con el precio de la sangre de 22 heridas; cuando el artículo que se discute me ha puesto en la sensible precisión de hablar por primera vez al Senado, para sostener una cuestión personal, aunque del mayor interés para la causa nacional. No acostumbrado á hablar en público ni con conocimiento de los usos parlamentarios, me concretaré al asunto y procuraré ser lo más lacónico posible, sin que mi objeto sea ofender a persona alguna, ni otro que presentar los hechos tales como son en sí.

- Desde que tuve el honor de ponerme al frente del virtuoso y sufrido ejército del Centro, conocí y expuse al Gobierno de S. M. en varias ocasiones que las fuerzas que mandaba no estaban en proporción con las atenciones de unos distritos de más de 2000 leguas cuadradas de superficie, y que no teniendo aseguradas las subsistencias del ejército ni el número de bagajes para conducir las municiones y víveres que exigen las operaciones, no podía corresponder á la confianza que había hecho de mí S. M., ni llenar las esperanzas que los pueblos se habían prometido, y cuya protección se me había confiado, extendiéndome en algunas á hacer mi dimisión. Esta posición fue aún más crítica desde el momento en que los restos enfermos y rezagados de la expedición del Pretendiente, la brigada castellana facciosa, y otras partidas de las facciones de la Mancha, pasaron á aumentar las fuerzas del rebelde Cabrera; constituyéndome en el caso de limitarme á la defensiva en una línea de 120 horas de marcha, dividiendo la fuerza en tres partes para colocarme en el centro, y acudir desde allí adonde fuese más necesaria mi  presencia.

- Siendo mis deseos acelerar el triunfo de nuestra causa, así que el Gobierno principió á aumentar el ejército, formé la idea de aprovechar los momentos, y al efecto arreglé y sometí á la deliberación de S. M. el plan de campaña que me proponía seguir: el dignísimo y malogrado comandante de estado mayor D. Joaquín Alonso fue el encargado de explanar mis ideas, dar al Gabinete las explicaciones oportunas, y pedir los medios de  llevarlos á cabo. Después de su salida para la corte, los restos de las facciones de Basilio y de Negri, toda la de Merino y alguna caballería de Palillos, pasaron á engrosar las filas de Cabrera, y este aumento exigía otro proporcional de nuestras fuerzas.

- Con los datos necesarios manifesté á los comandantes de ingenieros y artillería mis intenciones sobre Morella y Cantavieja, á fin de que me presentasen las relaciones de los medios que creyesen conveniente para llevar adelante la empresa, é inmediatamente que se me pasaron, di las órdenes para que todos los efectos se reuniesen en Alcañiz, suministrando al efecto los fondos necesarios, prefiriendo este punto como más ventajoso y el de menos obstáculos para el objeto, comparado con los de Peñíscola y Vinaroz.

- Hechas estas explicaciones, creo conveniente para mejor inteligencia dividir esta manifestación en cuatro puntos: víveres, fuerzas, operaciones y consecuencias.

- VÍVERES. Con arreglo a lo que expuse al Gobierno de S. M. conferencié con el intendente militar de Aragón para que se preparase a reunir víveres para las operaciones que proyectaba.

- El 3 de Junio (de 1838) le mandé oficialmente que para el 20 del mismo (Junio de 1838) formase los depósitos en las cantidades y puntos que le manifestaba en el estado que acompañaba; en el concepto de que aquellos depósitos debían ser sin perjuicio de los que se necesitasen para la subsistencia diaria de las tropas, y que estos se habían de reservar para cuando se emprendiese el movimiento de las mismas; dando orden al general segundo cabo para que facilitase las escoltas precisas.

- En el depósito de Alcañiz mandé poner 650000 raciones de harina, igual número de etapa, y 72000 (raciones) de cebada, como punto destinado para depósito general y concentración de todos los efectos, a fin de que cuando principiasen las operaciones pudiesen ser trasladados a Monroyo, punto destinado para base inmediata del sitio de Morella.

- Conocida por el Gobierno de S. M. la importancia de esta operación, prorrogó la contrata de los asentistas de Aragón, y la extendió a un duplo de las cantidades de harina y etapa que yo había pedido en mi proyecto.

- El 7 de Julio (de 1838), después de 35 días de haber mandado que estuviese formado el depósito de Alcañiz, llegué á aquel punto, y me encontré que no había los víveres necesarios para las tropas que marchaban conmigo y que debían regresar á Teruel.

- Entonces dirigí una fuerte comunicación al intendente militar de Aragón, y di conocimiento al Gobierno. El Sr. Ministro de la Guerra en aquella época me trasladó la contestación del intendente general, fundada en que el  intendente militar de Aragón le había devuelto una carta-orden de 500.000 reales que se le había mandado para comprar víveres, porque creía que, con las compras hechas por los asentistas, y las disposiciones tomadas, no eran necesarios.

- Dejo para la memoria que pienso publicar el hacer las observaciones que ofrece su correspondencia; pero parece inconcebible cómo un empleado que el día 5 y 4 Julio (de 1838) dice al intendente general que las operaciones estaban comprometidas porque los asentistas no habían aprontado las raciones necesarias, devuelve el día 9, es decir, cinco días después de haber producido la queja, los 5000 rs., sin haber asegurado las subsistencias á que se destinaban; y es también inconcebible cómo .... me hizo alguna indicación de estos fondos en nuestra correspondencia oficial ó amistosa.

- La División Pardiñas llegó entre tanto al distrito de Aragón, lo que verificó el 10 de Julio, y era preciso aprovechar el tiempo: para no desperdiciarle, previne que al menos se pusieran 380000 raciones de harina y etapa para el 21, á fin de poder principiar á operar, y que se me remitiese por extraordinario un estado de las existencias en Alcañiz, el cual me dirigió el intendente interino, por haberse dado de baja por enfermo el propietario: en él se me decía por nota que hallaría las indicadas raciones para el 21, y en mayor número el 24, pues que avisaba el comisionado del asentista en Alcañiz no se le enviasen de Zaragoza, porque con las compras hechas y disposiciones tomadas no faltarían para el completo.

- Con esta confianza y seguridad emprendí los movimientos el 24 de Julio , y después de haber llegado á Monroyo me pasó el intendente del ejército un oficio con fecha 1.° de Agosto incluyéndome un estado de las existencias de víveres en Alcañiz, que le había dirigido el comisario de guerra de aquel punto, por el cual resultaba que el 28 de Julio no existían más que 50.410 raciones de harina y 1.655 de cebada, cuando según mi cálculo debían aproximarse á 600.000 de harina y demás artículos, y 60.000 de cebada; y si nos hemos de atener á las disposiciones del Gobierno, al duplo.

- Entonces autoricé á los gobernadores de Alcañiz y Caspe y comandante militar de Zaragoza para que me proporcionase los víveres necesarios y los condujese á Monroyo el teniente coronel Fernández, escoltándolos con una columna que le dejé al efecto.

- Llegó el 10 de Agosto (de 1838) y se me dio parte por el gobernador de Alcañiz de haberle participado el comisionado de los asentistas que se le había concluido el trigo. Los soldados de las divisiones primera y segunda al mando de los generales Borso y Pardiñas, tuvieron en el campamento de Morella que desprenderse generosamente de la escasa ración de arroz que tenían para proporcionar el alimento á sus hermanos heridos y enfermos, y estuvieron cuatro días sin otro sustento que el trigo tostado y cocido que se proporcionaban en el campo.

- Levantado el sitio volvieron las tropas por Monroyo, en cuyo punto, destinado para el depósito de víveres del sitio, tampoco había más que una ración escasa para el ejército.

- Continuaron las tropas de Monroyo su movimiento hasta Alcañiz, donde debieron haberse encontrado subsistencias; pero tampoco se hallaron las necesarias para las fuerzas que llegaron el 22, esto es, cuatro días después de levantar el sitio, y fue preciso enviar por algunos artículos a Caspe. Todos estos hechos se hallan comprobados con el testimonio de todo el ejército, reservándome hacer observaciones para cuando publique la memoria: paso a hablar de las fuerzas.

- FUERZAS. Cuatro batallones al mando del general Pardiñas; tres a las órdenes del brigadier Mir; otros tres incompletos a las del brigadier Azpiroz, y un escuadrón de ligeros, fue el refuerzo que recibí y de que pudo disponer el Gobierno, así como otros 196 caballos pertenecientes al 4.° y 6.° de ligeros, de los cuales una parte correspondía al ejército, y el resto apenas bastaba para reemplazar las bajas.

- Además, 10 compañías de la columna de Cuenca se pusieron a mi disposición hasta cierto punto, y digo hasta cierto punto, porque su objeto principal era cubrir aquella provincia.

- Estas fuerzas no equivalían a las que yo había pedido, y mucho menos á las que con motivo de los refuerzos recibidos por los facciosos eran necesarias para llenar todas las atenciones.

- Veinte y ocho batallones y catorce escuadrones calculé indispensables en este último concepto: de ellos el Gobierno puso á mi disposición cuantos le fue posible enviar en aquella época; pero no reuniendo más que 20 batallones y 9 escuadrones para penetrar en el Maestrazgo, indispensable era que otras atenciones quedasen descubiertas ó expuestas.

- OPERACIONES. Difícil es graduar su mérito, censurarlas ni juzgarlas sin un conocimiento práctico del terreno, sin saber  los obstáculos que se hayan opuesto, y las dificultades que han tenido que vencer las tropas. Indiscreta e imprudentemente se había anunciado con anticipación el proyecto, indicando los puntos de concentración de víveres y efectos, y la dirección que podía llevar la artillería.

- El enemigo se aprovechó de aquel aviso, aumentó las defensas de Morella y Cantavieja, y obstruyó los caminos con cortaduras y talas de árboles formando una porción de parapetos aspillerados, con fuegos de frente y flancos, lo que aumentaba la dificultad de la empresa.

- Destiné al teniente coronel D. Bernardino Fernández con cuatro compañías y dos escuadrones para reunir los trasportes necesarios, escoltar los convoyes de Alcañiz á Monroyo, y proteger en lo posible el Bajo Aragón; y al teniente coronel Don Antonio Dezcallar con un batallón y otro escuadrón para que protegiese en cuanto fuese dable la huerta de Valencia, situándose en la línea de Segorve á Murviedro.

- Dividido el ejército en tres columnas, comuniqué las instrucciones y di las órdenes oportunas para emprender el movimiento el 24 de Julio.

- El primer párrafo de las instrucciones prevenía que el principal objeto era buscar al enemigo en sus guaridas y obligarle á un combate para la ocupación del punto de Monroyo, que era el elegido para el depósito de víveres del sitio de Morella.

- El general Borso que mandaba la columna de la derecha rompió su movimiento de Castellón; el general San Miguel, a cuyas órdenes iba la de la izquierda, lo verificó de Alcañiz, y yo con la central, que era la reguladora, partí de Teruel.

- El 28 por la mañana después de cinco días de marcha llegué a Castelfort sin haber disparado un tiro, ni tenido un herido. La columna Borso llegó por la tarde sin otra pérdida que un herido, y la del general San Miguel a poco más de medio día a Cinctorres con nueve; de manera que la reunión de estas tropas en las inmediaciones del punto donde debía suponerse se comprometería al enemigo á una batalla, no pudo ser más completa, ni más oportuna.

- Al día siguiente emprendimos la marcha sobre Morella, y campamos á su vista después de haber desalojado de sus parapetos á las fuerzas enemigas que se presentaban sobre nuestro flanco izquierdo, y se hallaban  inmediatas al campamento. La división San Miguel escarmentó igualmente las que se presentaron por retaguardia, y la plaza de Morella enarboló bandera negra.

- El sanguinario Cabrera, lejos de presentar la batalla, dividió sus fuerzas, y las situó en posiciones inaccesibles: nuestras tropas habían consumido ya cinco raciones de las siete que sacaron de los puntos de depósito, y los cuerpos no tenían por consiguiente más subsistencias que para dos días. Un ataque sobre las posiciones del enemigo hubiera sido desventajoso, sangriento y sin resultado alguno; y aun desalojado de aquellas posiciones, y ocupadas por nuestras tropas, me hubiera visto en la necesidad de tener que abandonarlas después de haber consumido los víveres, hallándome sin municiones, distante de los puntos de depósito y con 1000 ó más heridos, sin hospital donde dejarlos: todo lo que me hubiera puesto en una posición muy crítica. Estas consideraciones me obligaron a llevar adelante mi primitivo objeto, y dispuse que se ocupasen las posiciones que hay á tiro de cañón al nordeste de Morella.

- La primera y segunda división al mando del general Borso acamparon y se atrincheraron en las posiciones que dominan el camino de Alcañiz a Morella: con las otras dos divisiones tercera y reserva, continué el movimiento para abrir mi comunicación con Alcañiz, poner en estado de defensa a Monroyo, establecer el hospital, y conducir los víveres y demás que fuese necesario para las operaciones. Las tropas pasaron el Bergantes en cuatro columnas por la parte oriental de Morella, y la retaguardia de las divisiones segunda y reserva fue molestada por el enemigo; pero siendo rechazado continuaron su marcha. Una brigada de la división Borso, ó primera, fue también atacada por los facciosos, los que igualmente fueron ahuyentados y escarmentados completamente.

- El general San Miguel pasó a Alcañiz por todos los efectos necesarios.

- El general Borso entre tanto tuvo tres combates gloriosos á la vista de Morella, en los que el rebelde Cabrera estuvo muy expuesto á caer en sus manos, y Monroyo se puso en estado de defensa.

- Al través de grandes dificultades pudo trasladarse la artillería, parques y algunos víveres de Alcañiz al campamento de Morella.

- El 10 hice que el general Pardiñas atacase y desalojase al enemigo de una posición que ocupaba sobre la derecha, y muy cerca de su campamento: lo consiguió, como era de desear y persiguió al enemigo hasta el camino del Forcall.

- El batallón del Rey mereció los mayores elogios atacando al enemigo bajo el fuego de artillería y fusilería de la plaza, y ocupando la altura de la Querola, cuya operación protegió muy eficazmente el fuego de nuestras piezas.

- El batallón de Mallorca ocupó otra posición, desalojando al enemigo por la parte de la derecha.

- Por la noche, 10 compañías del Rey, África y Cazadores de Oporto, y un escuadrón del Rey, establecieron la línea de circunvalación de la plaza, ocupando 11 casas y fortificándose en ellas.

- El 11 el general San Miguel desalojó de tres parapetos y obligó á retirarse hasta la última posición á la mayor parte de las fuerzas facciosas mandadas por Cabrera, de cuyo punto se oponía en cierto modo á mi proyecto, y embarazaba la marcha del general Pardiñas á Alcañiz para conducir los heridos y traer víveres.

- Los comandantes generales de artillería é ingenieros, practicaron el último reconocimiento, y conformándome con su propuesta, se principiaron á establecer las baterías bajo el fuego de la plaza y del castillo: el 14 rompieron el suyo aquellas con bastante acierto, y el 15 al medio día los gefes de artillería é ingenieros me dijeron que estaba practicable la brecha, y se preparó el asalto. El general Pardiñas llegó en este día de Alcañiz con solo raciones para dos días; y así que lo verificó con el general Borso, que salió á proteger su venida, se intentó el asalto á media noche.

- Al marchar las tropas á él, les hice una pequeña alocución, reducida á manifestarles que á los heroicos esfuerzos de los vencedores de Mendigorría, Luchana y Chiva estaba reservado el poner á los pies del trono las llaves de Morella, que la traición y la cobardía habían puesto en manos de Cabrera. No habiendo producido el asalto el resultado que era de desear, por la tenaz resistencia de la brecha y el horroroso fuego de fusilería del enemigo, granadas de mano y piedras que arrojaban sobre las cabezas de nuestros soldados, dispuse volviesen á su campo.

- El 16 el comandante general de ingenieros me manifestó los medios de vencer los obstáculos que se opusieron en el asalto anterior; y considerando la necesidad de aprovechar los momentos por la escasez de raciones, ordené un segundo asalto para el amanecer del día siguiente 17, combinado con una escalada por tres puntos, llevando las tropas todo lo necesario para apagar el fuego que presentó el enemigo en la brecha. Inutilizada esta tentativa por las mismas causas que he indicado anteriormente, mandé retirar las tropas é inmediatamente convoqué á junta de generales, quienes enterados de la situación del ejército, y de que no había víveres más que para un día; que los 503 heridos y enfermos que teníamos, carecían del alimento; que los caballos y ganado de tiro no encontraban forraje, y que no probaban la cebada desde que llegaron al campamento, unánimemente fueron de parecer se levantase el sitio; y sacrificando mi reputación á la salvación del ejército, dispuse, y se verificó su levantamiento sin obstáculo alguno, y sin que el enemigo nos incomodase.

- El 18 al medio día estaban las tropas reunidas y todo dispuesto para emprender la marcha: esta se verificó venciendo aquel día á los enemigos que se presentaron, así como al siguiente en el tenaz combate que tuvimos al paso del Estret dels Portes, antes de llegar á Monroyo: en este punto dije al general Borso que se dispusiese para marchar por Peña-roya y Vinaroz, sobre la huerta de Valencia, y caer sobre Cabrera, cuyo movimiento presumía; pero desgraciadamente necesitaba dos raciones para llegar á Vinaroz u otro punto de depósito, y no encontrando víveres en Monroyo, pues hasta la guarnición estaba á media ración, fue preciso que continuase la marcha por Alcañiz, dejando en este pueblo todos los heridos y enfermos; y racionando las tropas del modo posible, siguió á marchas forzadas por Teruel á Segorbe.

- Yo, con todo el tren de sitio y municiones que se conservaban, continué la marcha sin novedad alguna hasta Alcañiz, de modo que el 22 entré ya en él sin que se hubiese perdido nada de cuanto había en el sitio de Morella, después que sufrió el asalto; ejército, heridos, enfermos, artillería, municiones, todo llegó á Alcañiz.

- Como he dicho en el artículo de víveres, tuve que esperar allí á que llegasen algunos desde Caspe: racionadas las tropas dejé al malogrado general Pardiñas con unos 4150 hombres de infantería y caballería en aquel punto para proteger el país y obrar según lo exigiesen las circunstancias en la línea de Caspe á Segura, cuyas instrucciones se le dieron por escrito. Seguí el movimiento á Teruel, y así que tuve noticia positiva de que Cabrera se hallaba en la huerta de Valencia, sin detenerme más tiempo que el preciso para racionar las tropas, tomar calzado y recibir algún socorro, continué el movimiento en la dirección de Segorbe.

- El rebelde Cabrera, luego que supo el movimiento de Borso, evacuó la huerta de Valencia y se apresuró á volver á sus guaridas, dirigiéndose por la Calderona á tiempo que aquel general desde Segorbe había hecho movimiento hacia aquel mismo punto. Noticioso sin duda Cabrera de la dirección de aquel, cambió la suya y vino á pernoctar el 29 de Agosto entre Alcublas y Begis. La misma noche llegué yo á la Puebla de Valverde, 16 leguas distante de Segorbe y 12 de Begis, donde se encontraban los facciosos á tres horas y media de Jérica y Viber, puntos por donde entre diez y doce de la mañana del 30 atravesaron la carretera metiéndose en sus montañas, no pudiendo yo llegar á Viber hasta las ocho de la noche después de haber andado 12 horas.

- Si hubieran tenido presentes estas circunstancias los admiradores del paso de Cabrera por entre la columna Borso y la mía, sin duda alguna quedándole tanta importancia como le han querido dar, lejos de admirarse de su movimiento, debían extrañar que siendo tan superior en fuerzas no se atreviese á venir á buscarme y batirme, teniendo un terreno llano que escoger, ó posiciones las más ventajosas.

- En mi marcha para Segorbe recibí la comunicación del entonces Ministro de la Guerra D. Manuel Latre; participándome la comisión que S. M. le había confiado, y previniéndome que si no me hallaba comprometido en alguna operación, estuviese del 2 al 3 en Teruel. Yo continué el movimiento hasta Segorbe, y desde allí regresé á Teruel, donde creo que entré el 4. La división de reserva con dos escuadrones de caballería del 6.° de ligeros que dejé en este último punto para proteger el país, marchó á Molina á fin de recibir á S. E. y asegurar su marcha hasta Teruel. Distante de mí, pudo S. E. informarse por sí mismo de los gefes, oficiales y soldados de mi conducta militar en las operaciones de Morella.

- CONSECUENCIAS. En Teruel entregué á S. E. un oficio con 15 documentos que trataban de la falta de víveres en la expedición, indicándole mis disposiciones, las operaciones que ejecuté, y concluía rogándole, que si examinados los documentos, y en vista de los informes que hubiese tomado S. E., encontrase arregladas mis disposiciones y conducta militar, se sirviese manifestarme oficialmente su aprobación dando publicidad á todos mis actos; pero que en el caso de no hallarse satisfecho, ó que se le ofreciese alguna duda, se me hiciesen los cargos correspondientes, y se me oyese en justicia.

- El 17 de Setiembre me contestó S. E. manifestándome entre otras cosas lo satisfecho que se hallaba del buen continente del ejército, al que y á mí daba gracias por haber conservado la moral, la disciplina y la superioridad ó ventaja sobre el enemigo en todas las escaseces y fatigas del sitio de Morella.

- En vista de lo expuesto, habiendo salvado los enfermos y heridos del ejército y todo el tren de artillería, y habiendo batido al enemigo en 21 combates campales, ¿habrá quien llame derrota al suceso de Morella? Pues qué, ¿el gran Napoleón en S. Juan de Acre, Lefebre en Zaragoza, Víctor en Tarifa, Wellington en Burgos, todo en nuestros días, no intentaron asaltos y escaladas sin haber obtenido resultado alguno?.

- Lo que á los primeros capitanes del siglo ha sucedido, ¿debe extrañarse sucediese á los que con más valor que fortuna lo intentaron sobre Morella? Y si los asaltos de Morella mereciesen algún castigo, ¿dónde está el premio que corresponde á los 21 combates que han ganado los valientes del ejército del Centro?.

- Las privaciones y penalidades del sitio de Morella dan una idea de que tenernos ejército y de lo que la patria debe esperar y prometerse del virtuoso, sufrido y disciplinado del Centro, siempre que sea asistido regularmente: ¿Y quién podrá atribuir al suceso de Morella el resultado del combate de Maella, hecho táctico, hijo de las circunstancias del momento, y ocurrido 43 días después de levantado el sitio? ¿ Y con cuánta menos razón los acaecidos en otros puntos distantes é independientes? Las consecuencias han sido.... para mi familia.

- Creo, señores, que esta narración tal vez demasiado minuciosa, y que es la franca expresión de un soldado, bastará en el ánimo de este respetable cuerpo, instruido ya por mí del suceso de Morella y de la parte que en él tuve, para convencerse de que considerándolo militarmente no ha podido producir otros sucesos más deplorables, y espero por lo tanto que los señores de la comisión con su sensatez y cordura sustituirán en esta parte del artículo en cuestión la frase que su discreción considere más justa.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

RACIONES DE ETAPA: En el siglo XIX, la alimentación de los ejércitos era un desafío complejo. Las raciones de etapa, destinadas a los soldados durante sus desplazamientos y campañas, eran de mala calidad y escasas de cantidad. A menudo, las divisiones enteras pasaban días sin pan, lo que afectaba gravemente a la salud de los militares. Estas raciones de etapa solían incluir: 24 onzas de pan ordinario o 18 de bizcocho. 8 onzas de carne fresca o salada. 6 onzas de tocino salado. 1 onza de arroz. 2 onzas de legumbres. 1/2 o 1/4 de pinta de vino para cuatro soldados. 1 libra de sal para 30 soldados.

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO FOTO-IMAGEN: 

Fotografías cedidas por J. E. Prades Bel.







Bandera negra carlista.