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miércoles, 5 de abril de 2023

"AÑO 1840 : REFERENCIA TESTIMONIAL SOBRE EL CUARTEL Y CAMPAMENTO CARLISTA DE CABRERA HABIDO EN LA TORRE DEL PALOMAR DE SANT MATEU".

GENTES, COSTUMBRES, FOLKCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:

Por: JUAN E. PRADES BEL, “Crónicas”, “Humanidades”. (Proyecto: “ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…

(Temática): LOS NOMBRES DE LOS TERRITORIOS Y DE LOS PAISAJES...

(Temática): DATOS PARA LA HISTORIA DEL MUNICIPIO DE SANT MATEU/SAN MATEO.

(Temáticas): PRIMERA GUERRA CARLISTA 1833-1840. FRENTES DE ARAGÓN, EBRO, MAESTRAZGO Y VALENCIA.

"REFERENCIA TESTIMONIAL SOBRE EL CUARTEL Y CAMPAMENTO CARLISTA DE CABRERA HABIDO EN EL AÑO 1840 EN LA TORRE DEL PALOMAR DE SANT MATEU".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN: La Torre del Palomar es una singular construcción castrense cuya construcción, data de finales del siglo XVI y principios del XVII, se atribuye esta magnífica obra de diseño arquitectónico al maestro de obras Bernardo Cumba quien, según Rodriguez Culebras, en 1609 firma contrato por concluir la iglesia Santuario de la Virgen de los Ángeles, después de haber terminado la torre de la finca de Cristóbal Gil de Palomar.

Agustín Reverter, secretario Candidatura del Progreso (Liberales), para las elecciones municipales de Vinaroz de 1840, nos reporta información sobre la Torre del Palomar en una carta que escribió en el año 1847, donde hace referencia como testimonio en primera persona sobre el cuartel y el campamento carlista de Cabrera habido en el año 1840 en la torre del Palomar del término municipal de Sant Mateu:

Autor Agustín Reverter, texto referente: "En 1840 me hallaba en Castellón de la Plana, confinado de mi pueblo (Vinaroz) de orden del déspota del general O’Donnell; concluida la guerra fue destinado á la brigada Pavía un escuadrón del Rey; instado por su comandante y oficiales les acompañé a mi país; pero no siéndome permitido permanecer en él continué con dicha fuerza á San Mateo: mi conocimiento del terreno y de los habitantes me proporciono el descubrimiento de un depósito de paños y otros efectos, que había abandonado Cabrera en su fuga en la Torre del Palomar, el cual cayó muy luego en nuestro poder y conducimos á San Mateo...".

AGRADECIMIENTOS: Este artículo de la serie "Espigolant Cultura", entra a forma parte de un homenaje personal a mi familia consanguínea maternal y a mi querido tío Manuel Doménech de San Mateo, Pruvi Roca, Juanita Doménech, Jimena, Ana M. Martí, Lucía y al resto de la familia, con los que he compartido una tarde excepcional y muy feliz de vivencias, de recuerdos y de hermandad en memoria y en persona con nuestra familia común de sangre, y con una grata satisfacción espiritual y física de gratos recuerdos, para y con la memoria y la nostalgia con los que nos faltan de la familia, y con los que hemos tenido presentes con nosotros de nuestra estancia en Sant Mateu.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (SIC):

Año 1847. (Documento 2º, textos de 1847). El Espectador (Madrid. 1841). 24/8/1847, página 2. "Señores redactores de El Espectador. Muy señores míos: En uno de sus apreciables números calificaron Vds. con sobrada razón, al general Pavía de falta de sentido por el parte que dio al gobierno contra los jamancios; en corroboración del aserto de Vds. me atrevo á recomendarles la publicidad de las siguientes líneas: En 1840 me hallaba en Castellón de la Plana, confinado de mi pueblo (Vinaroz) de orden del déspota del general O’Donnell; concluida la guerra fue destinado á la brigada Pavía un escuadrón del Rey; instado por su comandante y oficiales les acompañé a mi país; pero no siéndome permitido permanecer en él continué con dicha fuerza á San Mateo: mi conocimiento del terreno y de los habitantes me proporciono el descubrimiento de un depósito de paños y otros efectos, que había abandonado Cabrera en su fuga, en la Torre del Palomar, el cual cayó muy luego en nuestro poder y conducimos á San Mateo: noticioso de este suceso el brigadier Pavía, dispuso que el comandante y caballería del Rey se incorporasen inmediatamente á su brigada; posteriormente mediaron serias contestaciones entre ambos gefes; por encargo de mi amigo, escribí algunos de sus oficios de aquel género; por último, no osando el brigadier Pavía chocar directamente con el comandante referido, á quien al parecer, guardaba S. E. ciertos respetitos, aun de Pamplona, mandó entre otras cosas (pásmense Vd. señores Redactores) "que pasara arrestado al castillo de Peñíscola el amanuense: es decir yo, que no tuve más parte en aquellos oficios que la de simple escribiente, como pudo serlo un niño de la escuela, arrestado á un Castillo, y al comandante que los había firmado, á su único y natural responsable, en nada se le reconvino: ahora bien ¿no fue esta una falta de sentido en él brigadier Pavía, y una falta de sentido que raya en demencia?. No cumplí el arresto, y me preparaba a dejar el país, por no ser víctima de nuevos atropellos; más el comandante, hombre enérgico y militar, pasó á Tortosa y logró que se revocase aquella orden ridícula y acaso sin semejante en los libros de la milicia: esto es con respecto á la falla de sentido, que Vds. notaron tan oportunamente en el general Pavía; me permitiré referir otro hecho, que me han recordado los asquerosos dictados de ladrones y asesinos, que tiene la humorada de prodigarnos á los centralistas el mencionado gefe.

   Siendo este, comandante general de las tropas y distritos del maestrazgo y del Ebro, invitó á los pueblos y al ejército, á que abriesen una suscrición con el fin , verdaderamente laudable, de erigir una pirámide á la memoria de nuestros infelices prisioneros, que perecieran víctimas de su constancia y del hambre, en las fúnebres mazmorras de Benifazar; los pueblos, especialmente la benemérita Milicia nacional y el ejército, respondieron al llamamiento, concurriendo con sus donativos, las clase del ejército dejaron un día de su haber, de modo qué en breve reunió el brigadier Pavía fondos más que suficientes, para levantar un monumento digno de tan sagrado objeto; desde luego se emprendió la obra al pie de la mansión testigo de tantos horrores: á su director se le asignó un módico salario, muy reducido jornal á los albañiles, los peones trabajaron de oficio, de oficio también se obligó á los alcaldes, que facilitasen los materiales, para la piedra echaron mano de las ruinas del monasterio, y sin necesidad, fue destruida una balsa de mucho coste y mérito que había colocada en un patio del convento y servía de depósito de las aguas para regar las huertas de aquella vasta y rica propiedad, quedando en consecuencia inutilizadas dichas huertas, en notable perjuicio de la nación; por tales medios se realizó el proyecto  del brigadier Pavía, cuyo pensamiento fue grande, magnifico, pero la obra mezquina, pobre, y correspondió á los gastos; ¿y es por ventura para esto para lo que los pueblos, la Milicia nacional y el ejército dieron su dinero? ¿en qué se han invertido las crecidas sumas, que se dijo, se habían recogido?, ¿dónde están aquellos fondos?, ¿por qué no se presentaron cuentas de los ingresos y salidas?, ¿no tienen acaso los contribuyentes derechos de saber el uso que se ha hecho de su generosidad y desprendimiento ?. El brigadier Pavía, autor del pensamiento, el brigadier Pavía, móvil de la suscrición, el brigadier Pavía, gefe y alma de todo, está en la obligación de satisfacer la justa ansiedad de los pueblos y del mismo ejército, de rendir por sí, ó mandar rendir cuentas á sus encargados; si no lo hace, tan exactamente como requiere lo delicado del negocio; si se encierra en el incalificable silencio que, hasta ahora, siempre pesara sobre S. E. una grave responsabilidad, al menos moral.

   ¡Asesinos nos llama el general Pavía!, ¿quiénes lo son?, hable por mí el Mestret de Morella, fusilado en S. Mateo, hable por mí un titulado coronel fusilado en Ulldecona, hablen por mí otros y otros desgraciados que sufrieron la misma suerte, todos de orden del señor Pavía y cogidos sin armas en el maestrazgo, después de hallarse el país pacífico y en el acto de presentarse á indulto, fiados en las órdenes vigentes, hablen por mí las víctimas inmoladas en Mataró, Gerona.... Gracias que no se ha deparado la ocasión al general Pavía de poderse cebar con la preciosa sangre de los liberales, tal vez bien á su pesar.

   Por lo demás, sabe mejor que nosotros el actual capitán general de Cataluña, que no son los centralistas, los que fomentan y engruesan las filas de monte molinistas: el origen de estas está en otra parte, en las orillas del Sena. Se trata de envolvernos en otra discordia civil, con el diabólico intento de hacer necesaria la intervención francesa, en nuestros asuntos domésticos, y de este modo preparar el terreno , para que venga Montpensier á sentarse en el trono de Castilla; por desgracia el general Pavía, de buen grado ó por fuerza, coadyuva poderosamente al desarrollo de los planes estrangeros; su conducta feroz y arbitraria con los infelices pueblos, obligándolos á culatazos á que salgan en somaten, sin respetar las canas del anciano, ni los lloros de la niñez; sus excesivas é injustas multas, prisiones y destierros á los pobres ayuntamientos y pudientes, sin duda porque no se defienden á coces y á mordiscos de los matinés, ya que no se les arma; su odio implacable y persecuciones, á los liberales, y otros escándalos por el estilo tienen consternado el país, en perenne alarma y zozobra los ánimos, nadie se cree seguro , y en tal estado de incertidumbre y exasperación, se ven en la dolorosa alternativa de empuñar un fusil á favor de Montemolin, tal vez contra sus convicciones, muchos bravos catalanes. De otro lado, las órdenes de Mazarredo respecto á la Milicia Nacional, única áncora de salvación con que contaban los patriotas, el oneroso sistema tributario del famoso Mon, la política siempre reaccionaria, siempre servil de los situacioneros, y por último la enojosa cuestión de Palacio, son otras causas que fomentan y engruesan las hordas de montemolinistas; mientras que estas causas subsistan; mientras que al general Pavía no se le separe inmediatamente del mando de Cataluña, cual exigen los intereses de aquellas provincias y el decoro del gobierno; mientras que no haya un cambio total de hombres y de sistema, que á la presente política no suceda otra liberal, franca y consistente, no habrá paz en el Principado, se propagará el fuego de la guerra en otros puntos y... ¡hay entonces de la España!... Soy de Vds. su atento y apasionado servidor.

Q. S. M. B.— AGUSTÍN REVERTER.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

INFORMACIÓN SOBRE AGUSTÍN REVERTER Y LA VIDA DE SU ÉPOCA:

Año 1840. (Documento 2º, textos de 1840). El Constitucional (Barcelona). 15/1/1840. Vinaroz 20 diciembre. El 17 diciembre se reunieron en esta Villa á invitación de la sección directiva de elecciones de la capital de la provincia unos cien electores en la sala capitular de los más influyentes, y se procedió al nombramiento de una comisión que representase á los liberales de Vinaroz. Dicho nombramiento recayó por unanimidad en las personas siguientes:

D. Wenceslao Ayguals de Izco, alcalde primero constitucional y comandante de la milicia nacional, presidente.

D. Federico Cros, otro alcalde constitucional, teniente de la milicia nacional y oficial honorario de ejército.

D. Juan Bautista Bas, capitán de la milicia nacional y oficial honorario.

D. Demetrio Ayguals de Izco, capitán de la milicia nacional.

D. Salvador Banasco, regidor y teniente de la milicia nacional.

D. Rafael Estellér, regidor, comandante de la caballería nacional y oficial honorario de ejército.

D. José Carlos Juan, capitán de la milicia nacional.

D. José María Huguet , regidor, y ayudante de la milicia nacional. 

D. Agustín Reverter, Patriota secretario.

El primer acuerdo de la Comisión ha sido publicar la siguiente manifestación.

"ELECTORES: Hombres atrevidos y egoístas, llenos de ambición y de orgullo, tratan de hacernos retroceder al sistema de la inquisición y del despotismo. La Libertad peligra y solo la unión de los liberales puede salvarnos; pero es preciso qué la conducta de las personas sea vuestro norte. Los que todo lo sacrifican en obsequio de su patria, aman al pobre cómo al rico, que aman a Isabel II y á su augusta Madre, que sostienen su Trono y la Constitución de 1837 con las armas en la mano, y jamás han evitado el peligro ni las fatigas de la Milicia Nacional, estos son liberales. Los que tienen relaciones y amistades con la facción, los que buscan ridículas escusas para no servir en las honrosas filas ciudadanas, los que, llaman desorden al entusiasmo, anarquistas a los liberales, revolucionarios á los patriotas y huyen á Peñíscola cuando la facción se acerca mientras guardan sus, riquezas y sus casas los demás ciudadanos esos son retrógrados ó indiferentes. Los proyectos que intenta el gobierno realizar, favorecerán á estos últimos, si los progresistas no ganamos las elecciones, porque son proyectos que destruyen la libertad de imprenta, la igualdad ante la ley, y sobre lodo la benemérita Milicia Nacional. Vosotros los que sufrís penosísimas fatigas al lado del valiente soldado, los que visteis morir con gloria á vuestros dignos compañeros en los campos de Alcanar, los que salvasteis a este pueblo, cuando se acercó el Pretendiente y alcanzasteis de las Cortes la honorífica declaración de que Vinaroz había merecido la gratitud nacional, si las elecciones se pierden, tendréis que dejar las armas con que os hicisteis héroes, para que las empuñen aquellos que en su mayor parte creen que solo hay virtudes en los ricos que viven de los abusos y quieren dominar orgullosa y esclusivamente á los hombres de bien. ¡Insensatos! Las virtudes están en los hechos y no en el lujo, la vanidad y el dinero. Unámonos pues todos, moderados de buena fe y progresistas legales, unámonos todos los amigos de las reformas, todos los que apetecemos el triunfo de Isabel II y de la Constitución de i837, y procuremos en la próxima elección de Diputados que triunfen las ideas de progreso; únicas que pueden salvar la Patria. Sepa el Gobierno que en nada ha variado la opinión general de la Nación, triunfen los hermosos principios de la última mayoría de las Cortes, y triunfarán Isabel II y el Pueblo que la adora y respeta. Vinaroz, 19 diciembre de 1839. — Wenceslao Ayguals de Izco. — Federico Cros. — Juan Bautista Bas. = Demetrio Ayguals de Izco. — Salvador Banasco.— Rafael Estellér.— José Carlos Juan. — José María Huguet. — Agustín Reverter, secretario".

Año 1840. (Documento 3º, textos de 1840). La Tribuna (Valencia. 1840). 12/2/1840. VINAROZ, 4 enero (1840). Ante ayer domingo (2-1-1840) se celebraron en esta villa por tercera vez, las elecciones de ayuntamiento para el presente año. Tomaron parte en ella los desafectos notoriamente, los furibundos retrógrados, y hasta individuos de la facción emitieron su voto: ni un solo liberal de buena fe se presentó à votar. Los agentes de la pandilla servil anduvieron todo aquel día por estas calles de Dios como sillas parideras en busca de sufragios pura hacer más numerosa y más solemne la votación; ancianos medio moribundos fueron mañosamente arrancados de sus lechos y conducidos a la casa capitular, donde entregaron la papeleta que sé les había dado y cuyo contenido ignoraban: por medios tan villanos e ilegales han logrado los cangrejos apoderarse del mando municipal del liberal pueblo de Vinaroz: su triunfo, que creemos pasajero, es debido à la violencia, a la intriga voraz y a cuanto de malo hay, y más que todo à la criminal protección que les dispensa la célebre diputación provincial, tal vez de acuerdo con nuestro pandillista ministerio; ni un momento dudamos que esta elección de ayuntamiento se hará nula tan luego se reúnan las cortes, y a cuya soberana resolución se someta cuestión de tanta trascendencia; teman, pues, los jovellanistas, moderados ó serviles que hoy regentan en Vinaroz, que no está muy distante el día en que las paguen todas juntas...

D. Sixto Fajardo, ex-comandante de armas de este cantón, aún permanece en esta villa contra lo terminantemente dispuesto por el excelentísimo señor general en gefe, para que se presente en esa capital en clase de arrestado; suponen algunos que espera aquí el resultado de ciertas exposiciones que los retrógrados de esta villa y otros que no son de esta y que les está prohibido por ordenanza mezclarse en semejantes asuntos, elevaron al mismo escelentísimo (excelentísimo) general en gefe, pidiendo la reposición del señor Fajardo en la espresada comandancia de armas, puesto que dicho señor es tan bueno y de tan bellas condiciones; no comprendemos como el señor coronel Raceti que tiene la orden para que aquel caballero deje à Vinaroz sin la menor dilación, no lo ha obligado e verificarlo separando así de esta población a un hombre que su sola vista causa horror.

D. Agustín Reverter, su hermano Batista (Reverter) (a.) Pichuel y demás presos, siguen sin novedad en la inquisición del exconvento de San Agustín: à dos nacionales que se resistieron à salir en libertad de orden del fiscal acto continuo de haber declarado, sin que no se les librara antes un testimonio del tiempo que se hallaron presos, los motivos de su prisión y el nombre del acusador para los fines que pudieran convenir, se les ha obligado a ello por la fuerza y con amenazas terribles del mismo señor fiscal, quien se ha negado abiertamente a expedirles aquel documento.

En Calix, Alcanar y otros pueblos inmediatos, hubo anteayer salvas de fusilería y repique de campanas; ignoramos à qué santo; unos dicen que, por hallarse Cabrera enteramente restablecido de su peligrosa enfermedad, y hay quien supone que ha sido a consecuencia del i de los serviles en las referidas elecciones municipales de esta villa; acaso lo último será lo más positivo, pues nos consta que Cabrera sigue aun en Morella sin esperanzas de vida.

BIOGRAFIAS: 

GENERAL O'DONNELL: Leopoldo O'Donnell, nacido en Santa Cruz de Tenerife, en 1809 - falleció en Biarritz, Francia, en 1867. Leopoldo O'Donnell, militar y político español, procedente de una familia de militares de origen irlandés al servicio de la monarquía española desde el siglo XVIII, Leopoldo O'Donnell hizo sus primeras armas en defensa de la causa constitucional durante la Primera Guerra Carlista (1833-40), dándose la circunstancia de que sus hermanos combatían en el bando contrario. Fue ascendiendo por méritos de campaña, primero en el frente del Norte (Lumbier, Unzá, Hernani...) y desde 1839 en el Maestrazgo, ya como jefe del Ejército del Centro y capitán general de Aragón, Valencia y Murcia; si en el primer escenario llegó hasta mariscal de campo, el segundo lo elevó al grado de teniente general y le proporcionó su primer título de nobleza, el de conde de Lucena.

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO FOTO-IMAGEN:

Fotografías cedidas por J. E. Prades Bel. 


Torre del Palomar. 

Torre del Palomar. 


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